La necesidad agudiza el ingenio, o eso dicen, así que tanto si odias montar un mueble de Ikea como si estás cansado de que el brazo se te quede atascado intentando coger prestada una lata de refresco de la máquina de bebidas del trabajo, tenemos un brazo robótico para cada ocasión.
Lo que tenéis sobre estas líneas es un brazo robótico casero y su creador, un estudiante francés que lo ha diseñado para presentarlo a un concurso (y no para beneficio propio). Su habilidad: ser capaz de introducirse en las máquinas expendedoras y coger una lata. ¿Cómo lo consigue? Para eso tendréis que ver el vídeo a continuación.
Aunque el artilugio es del todo rudimentario --cuando he visto el mando controlador se me ha saltado una lagrimita-- cumple su cometido a la perfección gracias a su diseño compacto y a la gran versatilidad de movimientos que ofrece.
Tal y como se explica hacia el final del vídeo, no sólo es un brazo extensible con una pinza, sino que puede ajustar con gran precisión la altura y profundidad de la pinza, crucial para su misión. Ver su funcionamiento en detalle nos revela lo estudiado que ha estado su diseño.
Claro que tampoco se queda atrás este brazo robótico capaz de aprender a montar muebles de Ikea, que de convertirse en realidad, estoy seguro que lo compraría la marca sueca para venderlo junto a sus muebles llenos de llaves Allen.
Os cuentan más sobre este brazo nuestros compañeros de Xataka, pero a mi me gustaría quedarme con la idea de que allá donde no llega el ser humano, ya sea por la limitación de movimientos de nuestras articulaciones, o por la incapacidad de nuestro cerebro para leer unas instrucciones, puede llegar la robótica.
En nuestra mano queda si queremos esperar a que otros solucionen nuestras necesidades por nosotros o si nos aventuramos a resolverlas nosotros mismos, como hizo el hombre que inventó la máquina de separar caramelos por colores, cansado de hacerlo a mano.
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