Con una temporada de bajas temperaturas que no termina de despegar, ahora parece que sí, que por fin, estamos a punto de entrar en el verdadero invierno (aunque aún no el meteorológico). Por eso, además de poner en marcha los sistemas de calefacción, conviene repasar algunos trucos para estar en casa calentito y a la vez gastar el mínimo de energía.
Ya sabemos que los sistemas de calefacción de todo tipo están ahí para caldear la casa, pero al mismo tiempo podemos recurrir a una serie de trucos para mantenernos calientes y evitar la entrada del aire frío del exterior.
Abrígate de forma inteligente
El primero parece muy lógico, pero no por eso hay que descuidarlo. No se trata de estar en manga corta en casa con la calefacción a tope. Hay que usar la ropa adecuada y hacerlo de manera inteligente para ayudar al cuerpo a conservar mejor el calor y al mismo tiempo generar un ambiente confortable en el hogar.
La clave, según aconsejan todos los expertos, está en emplear un sistema de capas. No se trata de usar ropa muy gruesa, sino de acumular distintas capas de ropa ligera de forma que se crea un espacio intermedio de aire caliente que sirve para aislarnos del frío exterior.
Incluso ya hemos visto que la cabeza es un lugar fundamental al que muchas veces no le damos importancia. Los estudios revelan que abrigar la cabeza es crucial para no pasar frío en casa porque una parte significativa del calor corporal puede perderse a través de esta zona. Esto se debe a que la cabeza, al ser una de las áreas más expuestas del cuerpo, tiene una mayor superficie en contacto con el aire frío, y el flujo sanguíneo en el cuero cabelludo puede llevar a la disipación del calor si no se protege adecuadamente.
Cuando el cuerpo detecta la pérdida de calor en áreas expuestas como la cabeza, puede llevar a una contracción de los vasos sanguíneos en otras partes para preservar el calor, lo que puede hacer que otras extremidades se sientan aún más frías. Con todo esto aclarado, una forma de evitar ese frío es usar un pequeño gorro ligero que nos ayude a estar más confortables sin tener que subir la calefacción.
Y al igual que la cabeza es importante, tampoco podemos descuidar los pies. Nada de llevarlos descubiertos y sin calcetines, directamente en contacto con las zapatillas. Los pies están en constante contacto con el suelo, que a menudo es una de las superficies más frías del hogar. Lo mejor que puedes hacer es usar calcetines adecuados, ligeramente gruesos, que sirvan para aislar el pie del suelo. Esto es especialmente importante si tienes suelos cerámicos (el parqué es más cálido y transmite menos frío).
Usar mantas y alfombras. Además de estas medidas relacionadas con la ropa, no podemos pasar por alto el uso de otros elementos como mantas, que nos permiten estar un buen rato en el sofá sin tener que encender la estufa o la calefacción. También podemos optar por modelos de mantas eléctricas, que, con un consumo de electricidad muy bajo, generalmente de entre 40-100 vatios, nos proporcionarán calor localizado sin necesidad de encender la calefacción.
También podemos optar por cubrir el suelo con alfombras para aislarnos mejor del frío y usar cortinas más gruesas que actúen como barrera contra el frío exterior.
Evita las zonas frías de casa
Otra forma de mantener la temperatura adecuada en casa es aprovechar la estructura del hogar. Conocer la casa y tener mentalmente un mapa térmico es básico para sacar partido de las habitaciones más adecuadas. Lo mismo que haces en verano, puedes aplicarlo en invierno, buscando la habitación que esté menos expuesta al clima exterior.
A la hora de pasar buena parte del tiempo, elige la estancia que mejor se ajuste. Es ideal usar un comedor pequeño en lugar de un salón grande. En una habitación pequeña, el volumen de aire a calentar es menor, lo que permite mantener una temperatura cálida de manera más rápida y con menos energía, mientras que las superficies de contacto reducidas minimizan la pérdida de calor y facilitan una mejor distribución del calor generado por fuentes internas.
Puedes buscar la habitación que esté menos expuesta al clima exterior. Si no tienes cierres de calidad, por ventanas y cajetines de persiana, puede colarse el frío. Por eso, es mejor optar por una habitación interior o con una superficie acristalada menor y menos paredes expuestas a la calle.
Aprovecha la orientación de la casa; si tienes estancias en las que el sol incide directamente, aprovecha las horas de luz solar para que esta actúe como calefacción natural. La prueba la puedes realizar con un termómetro y verás cómo la incidencia del sol provoca una diferencia importante de temperatura. Cuando la luz solar deja de incidir, puedes considerar “mudarte” a otra habitación menos expuesta.
Aislar habitaciones
Si vivimos en una casa con habitaciones que no usamos habitualmente, es importante realizar un aislamiento adecuado. No se trata solo de sellar ventanas o persianas, sino de mantener las puertas cerradas.
Además de usar sistemas como burletes, que impiden que el frío entre por la parte inferior de la puerta, si hay habitaciones que no usamos habitualmente, lo ideal es mantenerlas cerradas y aisladas del resto de la vivienda. El motivo es que el calor que generamos en una habitación no se perderá tratando de calentar el volumen de aire de una habitación en la que no hacemos vida.
Igual de importante es mantener las ventanas y cierres completamente cerrados. Por la noche, una forma de evitar la entrada del frío es bajar completamente la persiana y correr las cortinas. Ya hemos explicado cómo frenar el frío que se cuela por la persiana, y este es otro punto a tener en cuenta para controlar la pérdida de calor.
También puedes usar pequeños trucos si tienes cierres de madera o que no ajustan correctamente. Puedes dedicar un tiempo a sellar y tapar todas las grietas por las que se cuela el frío con un material aislante.
Si no cuentas con ventanas y acristalamientos con vidrio bajo emisivo, puedes lograr un efecto similar aplicando láminas de plástico aislante o películas térmicas, que crean una capa adicional para reducir la transferencia de calor. También es útil colocar burletes adhesivos en los bordes para sellar fugas de aire y usar cortinas gruesas como barreras térmicas. Una opción económica es el film de burbujas, que mejora el aislamiento al retener el calor.
Cuida la alimentación
Por último, hay que hacer referencia a lo que comemos. Con la llegada del frío, es importante ajustar nuestros hábitos alimenticios para ayudar a mantener una temperatura corporal adecuada. Consumir comidas calientes, como sopas, caldos y guisos, es muy beneficioso para generar calor interno, al igual que las bebidas calientes como infusiones, café o leche, que incrementan rápidamente nuestra sensación de calidez.
Cocinar platos más elaborados, de alto poder calórico, utilizando fogones de gas o eléctricos y electrodomésticos como el horno, también contribuye a elevar la temperatura del ambiente en la cocina, mejorando la sensación térmica general y proporcionando un calor extra que se percibe en todo el espacio.
Imagen de portada | Homeo Grapher en Pixabay
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