Un cocinero profesional me ha enseñado el truco para no tener que limpiar las sartenes. Se acabó el fregarlas a diario

Para uso cotidiano, no hay que fregarlas y de esta forma pueden volver a usarse sin problema

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Usar la sartén para una tortilla francesa, para tostar un poco de pan y cómo no, para freír con aceite. Usos cotidianos que van dejando poco a poco una capa de grasa en el interior de la sartén que nos hace llevarla al lavavajillas o al fregadero.

Pero lo que mucha gente no sabe, es que hay un truco que permite quitar la grasa de la sartén sin tener que fregarla y de esta forma poder volver a usarla. Un método que además de ahorrarnos tiempo sirve para ahorrar agua y jabón de lavavajillas.

El secreto está en la sal

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El secreto para aprovechar este método es usar sal. Sal gorda (en su defecto sal común) de la que tenemos en cocina. Se trata de una técnica muy sencilla, pero a la vez efectiva que aprendí de manos de un cocinero profesional durante un curso de cocina. De hecho en casa es un sistema que usamos normalmente.

Para poner en práctica este truco lo primero que hay que hacer es asegurarse de que en la sartén no han quedado restos de comida. Lo único que hace este sistema es acabar con la capa de grasa que queda en el interior de la sartén.

Tras esta comprobación, hay que poner la sartén a calentar a fuego medio de forma que el calor, ayude a ablandar la grasa y así facilitar que ésta pueda despegarse.

Con la sartén ya caliente, hay que espolvorear una generosa capa de sal gruesa, aunque en su defecto también se puede usar sal de mesa. La diferencia entre ambas es que la primera funciona mejor.

Pasados unos segundos puedes apagar el fuego y con un paño seco, una esponja o una toalla de papel, frotar la sal en la sartén. La abrasividad de la sal ayudará a desprender la grasa. Puedes usar pinzas de cocina para sujetar el paño si la sartén está muy caliente.

Una vez que la grasa se haya desprendido, retira la sal y la grasa de la sartén. Puedes usar una toalla de papel o un paño seco para eliminar los restos.

Si vas a usar la sartén de nuevo en poco tiempo ya puedes guardarla sin mayor problema una vez se enfríe. Pero si quieres mejorar el resultado y no lo vas a usar durante días, puedes optar por lavarla con agua caliente y jabón para eliminar cualquier residuo de sal y grasa.

Esta técnica es particularmente útil para sartenes de hierro fundido, ya que ayuda a mantener la capa de curado (seasoning) sin usar productos químicos agresivos. Para otros tipos de sartenes, como las de acero inoxidable, también puede ser efectiva, pero asegúrate de no rayar la superficie.

Imagen portada | Daria Obymaha

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