Una experta en ciberseguridad avisa del error al dar el código postal al comprar: esto es lo que hay que hacer

  • Es una práctica no obligatoria en tiendas físicas y se puede optar por no dar el código postal o usar uno ficticio

  • Se trata de una estrategia comercial de las empresas para conocer los hábitos de consumo en una determinada zona

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Acabamos de cerrar una de las temporadas de compras más intensas del año. Entre el Black Friday y las festividades navideñas, muchos hemos pasado semanas sacando la tarjeta de crédito y llenando el carrito, tanto en tiendas físicas como online.

Ahora que la vorágine de compras se ha calmado, quizás te has dado cuenta de algo: en muchas tiendas físicas te piden el código postal al pagar. Lo que quizás no sabes es que proporcionar este dato no es obligatorio, y hacerlo puede tener implicaciones más allá de las logísticas.

¿Qué hay detrás del código postal?

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Aunque el código postal nació con un propósito logístico —facilitar la clasificación y entrega de correspondencia y paquetes—, su uso se ha ampliado con fines comerciales. Los dos primeros indican la provincia, mientras que los tres últimos identifican zonas más específicas y de esta forma se facilita la distribución de productos. 

Las empresas lo utilizan para identificar qué zonas geográficas tienen más actividad de compra o para estudiar hábitos de compra o la popularidad de ciertos productos en diferentes áreas. Por ejemplo, un comercio puede detectar que un producto específico tiene más éxito en una región que en otra, y ajustar sus estrategias de marketing o distribución en consecuencia. Este tipo de análisis permite a las marcas optimizar recursos y dirigir campañas publicitarias más efectivas.

¿Es seguro proporcionar el código postal?

Facilitar el código postal es un paso imprescindible en las compras online, ya que es parte de la dirección necesaria para que los envíos lleguen a destino. Sin embargo, en el caso de las compras en persona, su solicitud responde a otros intereses, como el análisis comercial y estadístico. 

Cada ciudad y zona tiene un código postal específico que comienza con dos cifras: en Pamplona, por ejemplo, empiezan por “31”, en Madrid por el 28, en Barcelona por 08 y en Granada por “18”. Esta numeración no solo es útil para los envíos, sino que también permite a las empresas recopilar datos sobre patrones de consumo según la ubicación geográfica. De hecho, no solo los comercios lo solicitan; en algunas ocasiones, como al reciclar en puntos limpios, también piden esta información.

Sin embargo expertos como la criminóloga María Aperador advierten que solicitar el código postal durante una compra, aunque parezca inofensivo, forma parte de estrategias comerciales más sofisticadas. Dar esta información, aunque sea en tiendas físicas, alimenta bases de datos que las empresas utilizan para rastrear y analizar patrones de consumo. Si no quieres compartir esta información real, una alternativa sencilla es proporcionar un código postal ficticio. Esta opción es válida y protege tu privacidad sin generar conflictos en el momento de la compra.

Según esta experta, aunque muchas tiendas físicas solicitan el código postal como parte del proceso de compra, no es un requisito legal ni necesario. Su uso aplicado al ámbito empresarial y de compras facilita a las empresas la creación de enormes bases de datos para conocer el comportamiento de consumo, permitiéndoles identificar patrones geográficos y tomar decisiones estratégicas, como abrir nuevas tiendas o lanzar campañas publicitarias dirigidas.

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Se trata de analizar los hábitos de compra. Tanto la experta en ciberseguridad como organismos como la Agencia Española de Protección de Datos (AEPD) coinciden en que proporcionar el código postal en tiendas físicas no es obligatorio. Además, recomiendan tomar medidas como facilitar un código inventado para preservar la privacidad y evitar recibir publicidad no deseada.


El uso del código postal genera un dilema entre los intereses comerciales y la protección de la privacidad de los consumidores. Por un lado, las empresas lo utilizan para optimizar sus servicios y desarrollar estrategias de marketing más efectivas. Sin embargo, como consumidores, en un contexto donde la protección de datos es una preocupación creciente, es importante saber que no estamos obligados a compartir esta información. Conocer este hecho puede ayudarnos a tomar decisiones más conscientes cuando nos lo soliciten.

Foto de portada | Energepic

Vía | El Confidencial

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