Hacer un portátil con una Raspberry Pi es fácil si encontramos las piezas adecuadas del puzzle. El Lapdock que vimos en la primera parte soluciona gran parte del rompecabezas, como la pantalla, batería, altavoces, teclado, trackpad. También nos facilita la alimentación de la Raspberry Pi sin necesidad de conectarlo a la red eléctrica. Pero también plantea otros problemas, como las conexiones necesarias y la necesidad de añadir Wi-Fi al mismo, o cómo hacer que todo quede ordenado y limpio.
Cables de alimentación y vídeo
El Motorola Atrix Lapdock cuenta con dos conexiones en la parte trasera que son toda una invitación a conectar todo tipo de dispositivos en ella. Una entrada USB que permite tanto alimentar el teléfono (o la Raspberry Pi) como conectar el teclado por USB y además ganaremos dos puertos USB en el Lapdock. La conexión HDMI nos permite además conectar todo tipo de dispositivos al Lapdock. Incluso podemos usarlo de segundo monitor, display para videojuegos, etc.
Como todo no podía ser perfecto, ahora vienen las limitaciones. Tanto la conexión USB como la HDMI son de tamaño micro y macho. Aunque pueda parecer sencillo, tenemos que convertir dichas conexiones en las entradas necesarias para alimentar y conectar por USB la Raspberry Pi y llevar la señal HDMI.
Por si fuera poco, los dos conectores están muy juntos, por lo que puede que tengamos que hacer algo de bricolaje y limar los dos conectores para que quepan juntos.
Llevando la corriente y la conexión USB a la Raspberry Pi
Tenemos que llevar la corriente y la señal USB del Lapdock a la Raspberry Pi, en concreto a la entrada de alimentación micro USB hembra y a uno de los puertos USB. La buena noticia es que tenemos dos posibilidades.
La primera consiste en comprar un cable de carga y datos de Blackberry que separa ambos a partir de una conexión micro USB hembra. Así, dicho conector va directamente al Lapdock. En el otro extremo nos encontramos dos micro USB macho. Uno de ellos está etiquetado con un rayo, nos suministrará la corriente de alimentación. Lo conectamos a la entrada de corriente de la Raspberry Pi directamente. El otro micro USB lo conectamos a un adaptador micro USB hembra a USB macho.
La segunda opción es todavía más elegante. En las nuevas remesas de Raspberry Pi no es necesario darles corriente a través del conector de alimentación. Así, si enchufamos el Lapdock al puerto USB de la Raspberry, conseguiremos alimentar la Raspberry Pi. Un cable micro USB hembra a USB macho es relativamente fácil de encontrar. Sólo nos queda usar el mismo adaptador de antes (micro USB hembra a USB macho) y problema resuelto.
HDMI, más difícil todavía
Al principio opté por una opción un poco mala. Compré un adaptador micro HDMI hembra a HDMI macho. Dicho conector permite enchufar la Raspberry Pi y sujetarla al Lapdock, pero el problema es que si tenemos la Raspberry Pi en una caja, no podremos conectar a la vez el cable USB. Por ello necesitamos un alargador HDMI macho hembra, y que no sea muy largo para que no nos sobre mucho cable. He encontrado pocas opciones baratas, pero una solución puede ser este cable de DealXtreme.
Otra alternativa es comprar un cable micro HDMI hembra en un extremo, y HDMI macho en el otro. El problema es que no existe. Lo que sí existe es un cable de extensión micro HDMI en ambos extremos (macho - hembra). Lo bueno es que con dicho cable y el adaptador comentado anteriormente tendremos el problema resuelto. Ojo a los cables que compráis, porque por ejemplo este cable que pedí no funciona.
Situación actual
Una imagen vale más que mil palabras. La configuración que véis funciona, pero no queda nada ordenada, así que espero mejorarla pronto.
Otro aspecto importante es cómo funciona el Lapdock. Para enviar corriente a través del puerto USB debe haber algo conectado en el puerto HDMI. Esto es una ventaja aunque no lo parezca, porque desenchufando lo que pongamos en el conector micro HDMI macho apagaremos la Raspberry Pi.
Otra idiosincrasia. No sé si por un defecto de fabricación o qué, pero si cerramos el Lapdock se corta momentáneamente la corriente de la Raspberry Pi y luego vuelve a suministrarle energía. Pensad que el Lapdock iba destinado a un teléfono, con lo cual esto es irrelevante. Además, si queremos seguir cargando el teléfono, evidentemente tiene que seguir mandándole electricidad independientemente de que el Lapdock esté abierto o cerrado. También lo podemos usar a nuestro favor si queremos reiniciar la Raspberry, pero es un poco rollo cerrar el Lapdock para llevárnoslo, porque reiniciaremos la Raspberry sí o sí.
En los foros he visto una alternativa de soldar un condensador grande a la Raspberry, de forma que siga suministrando corriente mientras se cierra la tapa.
Wi-Fi, apuesta segura
El adaptador Wi-Fi que he comprado funciona a la primera con todo tipo de distribuciones que he probado y sin compilar nada, ya que los drivers están ya integrados en ellas. También con OpenELEC, Raspbian, Raspbmc y XBian. Risc OS no tiene soporte Wi-Fi, así que ninguno de los adaptadores funcionaría. Además, la ventaja que tiene es que cuenta con una antena grande. Otros adaptadores son micro conectores USB, y el alcance de la mínima antena con la que cuenta puede hacer necesario que tengamos que estar muy cerca del router Wi-Fi para obtener señal.
Hasta aquí la segunda parte de mis aventuras creando mi portátil con la Raspberry Pi. Aquí encontraréis la tercera parte de este proyecto.
Agradecemos a Raspipc.es el habernos cedido un kit de inicio Raspberry Pi. Puedes consultar la política de relaciones con empresas aquí.
En Xataka Smart Home | Mi proyecto de portátil con una Raspberry Pi (Parte 1) y Mi proyecto de portátil con la Raspberry Pi (III) En Xataka | Especial Raspberry Pi
Ver 9 comentarios