El precio de la electricidad continúa encabezando la lista de las preocupaciones de muchos hogares españoles, a pesar de que las distintas medidas para abaratar su coste, como el tope al gas o los famosos tramos horarios establecidos el pasado verano de 2021, hayan ido poco a poco rebajando la factura.
Esto ha motivado que muchos de nosotros estemos pendientes cada día de consultar los precios de la luz para el mercado doméstico como una fórmula eficaz para rebajar el gasto a final de mes, algo que es posible hacer consultando estas fuentes online ya sea desde un navegador o con aplicaciones dedicadas.
Y precisamente esta consulta de datos diarios nos ha ido mostrando en las últimas semanas cómo hay días en los que el precio de producir electricidad es muy, muy barato, incluso la subasta energética es casi gratis en algunos momentos puntuales del día debido a factores como por ejemplo la alta producción mediante energías renovables, sobre todo la eólica.
Son a priori unas magníficas noticias, ya que en teoría este reducido coste del precio de producción eléctrico debería trasladarse inmediatamente a nuestras facturas y tener así un precio de la luz muy reducido. En pleno invierno y con las calefacciones a tope sería estupendo... pero la situación no es del todo así.
Costes secundarios en la factura de la luz
La factura de la luz que pagamos los usuarios suscritos a una tarifa regulada o PVPC, y en menor medida también los del mercado libre aunque no en todos los puntos que vamos a comentar, está sujeta a una serie de costes secundarios que no son los que habitualmente consideramos al hablar del precio de la luz.
Algunos de ellos nos suenan más que otros, como por ejemplo es el caso de los costes fijos por la potencia contratada que hay que pagar consumamos o no electricidad en casa (el famoso "mínimo" de la luz), los de financiación del bono social, los de ajuste a la compensación del tope al gas o los impuestos como el IVA que llevan las facturas. A casi todos ellos estamos acostumbrados.
Pero lo menos conocido es que en la parte variable del precio de la luz, cada kilovatio hora que gastamos en casa lleva asociados unos costes adicionales que hace que, aunque producir ese kilovatio no costase nada, nosotros tendríamos que pagar un cierto precio por que nos llegue a casa.
Según comenta la propia CNMC en su web, en cumplimiento de la normativa europea, desde junio de 2021 se introdujo en la factura la separación de la tarifa de acceso en dos componentes: peajes y cargos.
Los peajes son precios regulados destinados a recuperar los costes de las redes de transporte y distribución y son determinados por la CNMC, mientras que los cargos son los precios regulados destinados a cubrir el resto de costes regulados, tales como la financiación de las renovables, el sobrecoste de producción de energía en los territorios no peninsulares o las anualidades del déficit, y son determinados por el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico.
Además, todos los consumidores hemos pasado a tener un peaje con discriminación horaria en los términos de potencia y energía. Esto quiere decir el precio será diferente según el horario de consumo (punta/valle/llano).
Un ejemplo práctico
¿Qué significa todo esto? Pues que aunque el coste mayorista de la electricidad baje mucho de precio o incluso sea gratis en algunas horas, nosotros seguiremos teniendo que pagar estos cargos y peajes que pueden llegar a suponer una cantidad muy importante. Veamos un ejemplo.
Vamos a considerar por ejemplo uno de estos días donde el coste de producir la electricidad ha sido muy reducido, como el 29 de diciembre de 2022 donde hasta las 10:00 de la mañana el importe final para el usuario era inferior a los 0,12 euros por kilovatio. Pero veamos de donde sale esta cifra concreta que al final es la que se nos factura a los usuarios.
Muy bien, nos centramos en una hora concreta que serán esas 10:00 de la mañana y vemos como el precio a pagar depende de múltiples factores. En primer lugar del coste de generación de compra de la energía, valor al que llaman "Mercado diario e intradiario" con un precio de 0,02565 €/kWh, también de los "Servicios de ajuste" con un precio de 0,01768 €/kWh, de la "Financiación OS" que cuesta 0,00017 €/kWh, de la "Financiación OM" que incrementa el precio en otros "0,00003 €/kWh", del "Coste comercialización variable" que sube otros 0,00170 €/kWh, de los famosos "Peajes y cargos" que señalábamos antes que incrementan el precio otros 0,07441 €/kWh, del "Pago por capacidad" que lo hacen subir otros 0,00170 €/kWh y del "Excedente o déficit Mecanismo Ajuste Coste Producción" que incrementa otros 0,0023 €/kWh.
Si sumamos todas esas cantidades vemos como el inicialmente bajo coste al que se ha comprado la luz en el mercado mayorista de 0,025 €/kWh pasa a costar finalmente en nuestras facturas 0,12367 €/kWh, es decir, se ha multiplicado por un factor de 5X.
¿Quiere esto decir que cuando el precio de producir la luz baja no lo notamos en nuestra factura? Pues no, notarlo lo notamos y mucho, ya que es el principal factor que suma en la cuenta que antes hemos hecho. Sin embargo, tenemos una serie de costes "fijos" que hacen que cuando este coste de producción es muy bajo no se reduzca el precio de la luz tanto como nos gustaría.