Cada noche le pido a Alexa que me apague la luz, pero ya se ha hartado de mí y me sugiere programar la tarea. Voy a pedírselo igual

Mi experiencia con los asistentes de voz es un tanto peculiar

Alexa
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En el día a día no suelo ser muy creativo con mi altavoz Alexa. Sé que las posibilidades que brindan esta serie de dispositivos son prácticamente infinitas, pero también debo reconocer que vivo en un piso pequeño y que lo tengo prácticamente todo a mano. Es por ello que, las comodidades tecnológicas que me pueden llegar a ofrecer Alexa o Google Home, no suelen ser tan determinantes en mis circunstancias.

Sin embargo, prácticamente cada noche interactúo con Alexa para una pequeña tarea en especial: apagar la luz del flexo de mi habitación. Normalmente me suelo quedar un tiempo mirando el móvil en la cama, jugando un rato a la Switch, o leyendo algún cómic. Es por ello que dejo siempre encendida la luz del flexo hasta que le digo a Alexa que la apague. Hoy me doy cuenta de que Alexa se ha hartado de mí, y que en vez de que se lo diga todas las noches, sugiere que programe una rutina para apagar el flexo automáticamente.

Alexa, apaga la luz

Al abrir la aplicación de Alexa me he encontrado con una sorpresa que no me esperaba, y que me ha hecho reflexionar sobre el control que le cedemos a los dispositivos inteligentes de nuestro hogar. El asistente me ha sugerido que, en vez de indicarle que me apague la luz del flexo todas las noches, mejor puedo establecer una rutina para que siempre apague la luz a la 1:00 AM.

Echando cuentas, casi siempre suele ser la hora aproximada a la que le pido al asistente que me apague la luz, y de hecho podría hacerlo perfectamente. Pero también me gusta tener algo de margen a la hora de tomar mis decisiones cuando interactúo con algún dispositivo o tecnología.

Home

El hecho de que me sugiriese establecer una rutina a esa hora en específico no fue casualidad; Alexa estaba monitorizando todo lo que hacía. Tampoco me refiero a que esté con el micrófono escuchando cada uno de los sonidos que emanan de mi habitación (que también es un caso que puede dar a debate), sino que cualquier interacción que yo haga con el dispositivo sirve para que Amazon mejore sus productos.

Lo sé. No es ninguna sorpresa que una compañía multimillonaria utilice sus productos para rastrear la actividad de sus usuarios. Sin embargo, el simple hecho de que esa inofensiva advertencia haya aparecido en la app de Alexa, me ha hecho pensar sobre el tema y lo muy hasta el fondo que estamos metidos en todo esto.

Podría establecer una rutina para que Alexa apague siempre la luz de mi flexo a la 1:00 AM, así como también podría programar una alarma en mi móvil de lunes a viernes para levantarme a las 8:00 AM. Sin embargo, no lo hago. Y no es que no lo haga por pereza, ya que son solo unos pocos segundos de mi vida los que podría invertir en configurar estas rutinas, sino porque quiero seguir estando cuerdo y seguir teniendo el control de esas pequeñas cosas.

Volviendo al tema de la alarma, sé que al día siguiente me voy a levantar a la misma hora que el día anterior, pero prefiero programar manualmente la alarma por la noche y así tener una pequeña imagen general de lo que tengo que hacer al día siguiente. Además, la alarma no me despertará ningún día que sea festivo.

Sé que resulta irónico este artículo, sobre todo viniendo de alguien que escribe en una publicación centrada en las tecnologías del hogar inteligente, pero es mi pequeña forma de mantener mi cerebro activo y seguir teniendo cierto control sobre mis dispositivos. Aunque puede que esto último ya sea una batalla perdida.

Una versión anterior de este artículo se publicó en 2023.

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