"The Winter is Coming"... que diría aquel... o lo que es lo mismo, el invierno se acerca. Hablando en propiedad, estamos ya en octubre y tenemos el otoño (antes que el invierno) un poco más cerca. Ayer vimos como debíamos preparar el aire acondicionado con la llegada de los primeros fríos y ahora vamos a conocer qué debemos hacer con otros electrodomésticos que usamos para el climatizar la casa.
Junto al aire acondicionado, otro de los elementos que podemos tener en casa para evitar el calor es el ventilador y en el caso de los modelos de pie, ahora les llega el turno de volver a guardarlos... y reemplazarlos por otros como estufas o radiadores... que también tendremos que ajustar.
Se acerca el invierno
Aunque no lo parezca con las altas temperaturas que estamos viviendo en este verano de San Miguel, poco a poco el aire frío, comienza a entrar en nuestras casas. Y aunque vimos como tratar de evitar la pérdida de calor, es inevitable tener que realizar cambio de dispositivos para climatizar la casa.
Lo mismo que hacemos un cambio de armario, también tenemos que cambiar algunos electrodomésticos y aparatos. Mientras que unos vuelven al trastero o al lugar en el que están guardados, otros regresan a la vida. Y en este proceso tenemos que tener en cuenta algunas consideraciones.
Ventiladores de pie y de techo
El ventilador es otro de los elementos que usamos habitualmente para combatir el calor veraniego. Y con la llegada de los primeros fríos es el momento de guardarlo adecuadamente para que esté en perfectas condiciones cuando tengamos que usarlo dentro de un año.
Podemos encontrarnos con modelos que se desmontan y se almacenan fácilmente separando las piezas, pero también con ventiladores que forman un todo indivisible.
Antes de guardar el ventilador, lo primero en lo que debemos fijarnos es que no presenta ningún tipo de rotura o desperfecto, sobre todo en las aspas. Una spa que esté rota o a la que le falta una pieza, hará que el ventilador no funciona de forma correcta. Igualmente es conveniente observar que los cables no presente ningún tipo de rotura y que al guardarlos no queden tensos o excesivamente doblados.
Con esta premisa hecha, es conveniente quitar el polvo de todas las piezas del ventilador, incluidas las aspas. Podemos usar una pequeña brocha o cepillo, y en el caso del polvo más resistente, usar un paño húmedo y luego secar bien con un trapo seco evitando siempre el uso de productos abrasivos.
Si usas el ventilador con frecuencia, es aconsejable que lo limpies cada cierto tiempo. En climas húmedos, la suciedad se acumula aún más en la rejilla, por lo que puedes proceder a limpiarla también con un pequeño cepillo o si la suciedad es más rebelde, con un aspirador.
En mi caso, el ventilador se desmonta totalmente y lo que hago, es aprovechar la caja en la que venía para guardar cada pieza envuelta en papel de burbujas y luego cerrar la caja con fixo para evitar la entrada de polvo y de humedad. Recuerda recoger el cable con una goma o un alambre y nunca lo dobles o lo retuerzas.
Eso, en el caso de los ventiladores de pie, puesto que si hablamos de ventiladores de techo, podemos encontrarnos con modelos que también funcionan en invierno para caldear la casa. En el caso de que no vayamos a usarlo, bastará con retirar el polvo de la superficie y de las aspas de forma periódica para evitar que se acumule.
Radiadores eléctricos
Y lo mismo que guardamos el ventilador, llega el momento de sacar sistemas de calefacción de sus cajas. En este caso, podemos encontrar tanto radiadores eléctricos, como de agua o estufas eléctricas con resistencias.
En el caso de los radiadores eléctricos, de aceite o agua, tanto si están fijos en la pared, como si son portátiles, es necesario realizar una limpieza de forma periódica para asegurar su buen funcionamiento.
Tras desconectarlo de la corriente eléctrica, esto es básico, podemos servirnos de un pequeño cepillo, abrocha eliminar el polvo que se acumula entre sus partes por las corrientes de aire. En los sitios de más difícil acceso, podemos hacer un aparato que sople aire para acabar con el polvo acumulado.
Para la suciedad incrustada más rebelde, podemos servirnos de un trapo húmedo con el que repasar cada hueco que esté accesible y evitando siempre en la medida de lo posible, el uso de productos abrasivos.
Antes de enchufarlo por primera vez, en el caso de las estufas y radiadores eléctricos, hay que fijarse siempre en el estado del cable. Por eso es conveniente limpiarlo y eliminar la suciedad para ver si hay alguna rotura que pueda provocar riesgos de funcionamiento.
Como el radiador o la estufa han estado un tiempo parados, antes de enchufarlos por primera vez, debes fijarte que no tenga ningún tipo de golpe o zona deteriorada que pueda provocar fallos de funcionamiento.
Estufas de resistencias y de gas
En el caso de las estufas de resistencias, a la hora de prepararla antes de comenzar a usarla en invierno es importante seguir algunos pasos para garantizar un funcionamiento seguro y eficiente.
Antes de encender la estufa y siempre desenchufada, asegúrate de que esté limpia y libre de polvo o suciedad. Limpia las rejillas de ventilación, los elementos calefactores y cualquier otra parte accesible. El polvo acumulado puede ser un peligro de incendio y reducir la eficiencia de la estufa. Para limpiar su interior, puedes desatornillar la rejilla protectora y usar un plumero o un pequeño cepillo para liberar la suciedad.
Realiza una inspección visual examinando la estufa en busca de cualquier signo de daño o desgaste. Asegúrate de que no haya cables o conexiones eléctricas sueltas o dañadas. Si encuentras algún problema, desconecta la estufa y realiza las reparaciones necesarias antes de usarla.
A la hora de usarla, asegúrate de que la habitación donde planeas usar la estufa tenga una ventilación adecuada y coloca la estufa en una ubicación segura y alejada de objetos inflamables. La combustión de oxígeno y la liberación de humos necesitan un flujo de aire adecuado para evitar la acumulación de monóxido de carbono. Si la habitación no está bien ventilada, considera abrir una ventana o instalar un detector de monóxido de carbono.
Antes de usar la estufa durante largos períodos de tiempo, enciéndela brevemente para asegurarte de que funcione correctamente. Observa cualquier olor extraño o humo durante el proceso. Si notas algo inusual, apaga la estufa de inmediato y busca asesoramiento técnico.
Además, durante la temporada de invierno, verifica regularmente el estado de la estufa para asegurarte de que esté funcionando adecuadamente. Limpia las partes accesibles y mantén la ventilación despejada.
En el caso de los modelos de gas, hay algunos pasos extra. Antes de comenzar a usar una estufa de gas, es importante realizar una serie de verificaciones para garantizar la seguridad y el funcionamiento adecuado de la misma.
Realiza una inspección visual detallada de la estufa de gas en busca de signos de daño, corrosión, fugas o desgaste en las tuberías de gas, las conexiones y las válvulas. Y fíjate en la caducidad de la goma que lleva el gas de la bombona a la estufa.
Comprueba que todas las conexiones de gas estén apretadas y sin fugas. Puedes hacerlo utilizando una solución jabonosa en agua para buscar burbujas de gas alrededor de las conexiones. Si encuentras alguna fuga, apaga la estufa y cierra la válvula de gas. Luego, realiza las reparaciones necesarias o llama a un profesional para que lo haga.
Vigila la válvula de cierre en el consagas. Asegúrate de que funciona correctamente, que conoces la ubicación de la válvula de cierre principal del gas en caso de emergencia. Debe estar en un lugar de fácil acceso y en buen estado de funcionamiento.
Si la estufa utiliza un piloto, verifica que esté encendido y funcionando correctamente. Si la estufa cuenta con encendido eléctrico, asegúrate de que funcione adecuadamente.
Por último, controla el funcionamiento del regulador de la llama. Antes de hacer un uso prolongado, comprueba que funciona en periodos cortos. Ajusta el regulador de la llama según sea necesario para obtener la temperatura deseada. Observa cualquier cambio inusual en la llama, como una llama amarilla en lugar de azul, lo cual podría indicar una mala combustión o problemas de ventilación.
Siguiendo estos pasos, podrás guardar y tener preparados los aparatos para climatizar la casa en las temporadas de frío y calor de manera segura y eficiente para su uso. Siempre sigue las instrucciones del fabricante y, en caso de duda o problemas, consulta a un profesional.
Foto portada | Eduard en Unsplash
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