Las estufas de leña y las más modernas de pellets han ido creciendo en popularidad desde finales del verano y comienzos de otoño, ya que para muchos usuarios representan una alternativa más asequible a la hora de calentar sus viviendas, sobre todo si ya tienen el hogar adaptado a estos métodos de calefacción y lo único que deben hacer es comprar la materia prima combustible.
Aunque los precios de estos combustibles se han incrementado notablemente haciendo que ya no sea tan chollo utilizarlos, todavía siguen siendo una gran alternativa a la electricidad, gas y gasoil, sobre todo si combinamos diferentes tipos de materiales de forma más inteligente.
Es por ejemplo el caso de las denominadas como "briquetas", un tipo de combustible que parece una especie de pellet gigante y que permite lograr ventajas adicionales con respecto a la leña convencional.
Qué son las briquetas y para qué se usan
Las briquetas son unos bloques sólidos de biocombustible más o menos compactos cuyo objetivo es ser utilizados en estufas convencionales para producir calor de forma más eficiente que con la leña tradicional.
Su fabricación es muy similar a la de los pellets, pero con un tamaño mucho más grande y un peso que en vez de unos pocos gramos puede llegar fácilmente a más de un kilo. Se trata de un producto 100% ecológico y renovable fabricado con restos de materiales como biomasa forestal, serrín, trozos de madera, carbón vegetal, con diferentes porcentajes de cada uno de ellos, dando así una cierta consistencia al conjunto que depende de cada fabricante.
Su forma es generalmente cilíndrica alargada con color marrón claro en el interior y más oscuro en la superficie, aunque esto también varía con cada marca. Además, también las hay con formato de tipo ladrillo rectangular con varios tipos de tamaño pero casi siempre pensadas para poder ser manejadas con mayor facilidad que los troncos de leña tradicional.
Ventajas e inconvenientes
Su principal ventaja es que es un tipo de combustible más limpio, homogéneo, sencillo de manejar, transportar y embalar que la leña natural, lo que facilita que podamos tenerlo junto a la chimenea sin ensuciar tanto y quedando además con un toque decorativo.
Pero principalmente ofrecen un mayor poder calorífico que los troncos sin procesar, con un consumo del material por el fuego mucho más lento gracias a su mayor densidad y compactación y sobre todo más predecible, ya que una vez alcanzada la temperatura media de la estufa tienden a comportarse siempre igual.
Al quemarse no emite tantos humos ni olores o los típicos gases puntuales que salen en ocasiones de los troncos de leña natural, ofreciendo un calor más homogéneo y constante y dejando al final de su uso una menor cantidad de residuos o cenizas.
Como contrapartida tenemos que su precio es muy superior a la leña tradicional, con importes que duplican fácilmente el precio de esta por cada kilo de peso (aunque lógicamente el rendimiento ofrecido al final es mayor). Por ejemplo, ahora mismo podemos encontrar briquetas por importes medios de entre unos 0,50 y 1,2 euros el kilo, mientras que la leña cuesta alrededor de unos 0,20-0,24 euros el kilo.
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Cómo y por qué usar briquetas
Aunque pueden usarse como única fuente para calentar la casa en una estufa convencional, la idea con las briquetas es que las combinemos con la leña clásica para obtener una fuente de calor más estable y duradera.
Las briquetas van a consumirse mucho más despacio y además soportan una combustión con menos oxígeno sin apagarse, lo que nos permite cerrar los tiros de la estufa y lograr ahorrar combustible una vez hemos alcanzado ya la "velocidad de crucero".
Previamente, quizá nos cueste un poco más encender y lograr esta temperatura de funcionamiento ideal dentro de la estufa, ya hay veces en que las briquetas son tan compactas que tenemos que combinar con otros materiales, pastillas de encender, astillas, etc. hasta que empiecen a arder por sí solas.
No son tan eficientes como los pellets quemados en una estufa específicamente pensada para este fin, ya que esta última cuenta con una cámara de combustión que es capaz de extraer el máximo potencial del material además de que este tipo de estufas van regulando la cantidad de pellets poco a poco de forma precisa.
Sin embargo, sí son una muy buena alternativa, o mejor dicho complemento a la leña clásica, ayudándonos a lograr un calor más homogéneo y a estirar un poco más la duración del combustible, lo que a su vez nos permite ahorrar unos céntimos en calefacción cada día que encendamos la estufa.
Por ejemplo, en mi caso, hemos usado briquetas de diferentes marcas en casa durante varias décadas y en general lo hacemos combinando con una o dos partes de leña convencional dependiendo de cómo sean de compactas y del material del que estén hechas. Por ejemplo una parte de briquetas por cada dos de leña o mitad y mitad.
Esto nos permite una mejor regulación del calor y una combustión más predecible y estable durante horas sin tener que preocuparnos constantemente de echar troncos a la estufa.
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