La evolución de los televisores inteligentes al estado en el que los conocemos hoy día ha sido un proceso que se ha ido cociendo lentamente. Si bien antaño no solía haber una gran expectación por parte del público general, poco a poco los fabricantes han ido añadiendo funciones cada vez más útiles, haciendo además que la experiencia con las Smart TVs sea todavía mejor.
Si bien aún hay un gran margen de mejora, hay ciertos lanzamientos en la historia de la televisión conectada a los que les debemos mucho. Durante los años 90 el concepto de que el televisor sea el núcleo del hogar conectado fue algo que acabó transformando poco a poco nuestra experiencia con la televisión. El propio Bill Gates ya lo tenía claro, y puso toda la carne en el asador para que así fuese, a pesar de varios intentos fallidos.
Un televisor que hizo mella en el concepto de Smart TV
Sin embargo, no fue hasta pasados varios años de la década de los 2000 cuando el concepto comenzaba a tomar forma. 2008 y 2009 fueron años cruciales para compañías tales como Samsung o LG, quienes años más tarde acabarían convirtiéndose en los principales fabricantes de televisores por cuota de mercado. Precísamente hemos querido dedicarle un pequeño espacio a uno de los televisores de Samsung que marcaron el inicio de la era de la Smart TV tal y como la conocemos hoy día. Hablamos del televisor Samsung D8000.
No es extraño si te suena haber visto este modelo alguna vez. Y es que en 2011 Samsung lanzó al mercado uno de los televisores que servirían de guía sobre cómo enfocar la televisión conectada en casa. Este modelo fue el primero en traernos el 'Smart Hub', el menú principal de Samsung donde irían almacenadas las aplicaciones que fuésemos descargando para nuestro televisor, así como otro tipo de configuraciones.
El televisor contaba además con un sistema avanzado de búsqueda entre todos los dispositivos conectados, y además permitía al usuario acceder a sus redes sociales mientras se reproducía contenido. Aunque muy a nuestro pesar, esto de las redes sociales no acabó funcionando del todo, sobre todo por el hecho de que aún no se ha encontrado una forma adecuada y ágil de poder acceder a nuestras redes sociales, ya que siempre acabamos recurriendo al teléfono móvil.
El Samsung D8000 también ofrecía la posibilidad de acceder a una gran biblioteca de contenido en streaming bajo demanda, una forma de ver contenido que cada vez se iría extendiendo más hasta nuestros días. El televisor ya no solamente tenía grandes funciones, sino que también surgió en un contexto en el que la era digital estaba cambiando nuevamente.
Otra de las virtudes que ofrecía este televisor y que era necesaria tras el estreno en cines de la primera película de Avatar fue la presencia del contenido en 3D doméstico, siendo posible ver películas en tres dimensiones mediante gafas con tecnología activa (y muy caras por cierto). Como sabéis, la historia del 3D en casa acabó sentenciada pocos años después, aunque en la época significó toda una revolución.
Un diseño atemporal y con bordes ínfimos que sorprendieron a los usuarios
Todas las características mencionadas irían acompañadas de un diseño atemporal que, incluso 12 años después de su salida, sigue sin desentonar. Sus bordes de apenas 5 mm y diseño cromado hacían de este televisor uno de los más atractivos del mercado en su época y Samsung se metió en el bolsillo a aquellos usuarios que querían contar con las últimas novedades de imagen y tecnología en casa.
Además, llegaba al mercado con un mando a distancia poco usual. Y es que junto al mando a distancia convencional incluido en la caja, los usuarios también podían adquirir un mando a distancia aparte que nos ofrecía mayor comodidad a la hora de escribir, pues la disposición de las teclas nos recordaba a las de un teclado de PC, ya que esta Smart TV también impulsaba a sus usuarios a utilizar el navegador web.
El D8000 aún contaba con resolución 1080p en su pantalla LED-LCD y la inteligencia artificial todavía no estaba presente en el procesado de imagen al nivel en el que se encuentra actualmente. Sin embargo, fue un televisor que destacaba por todas las características que ofrecía a sus usuarios y que sentarían las bases de una época marcada por los televisores inteligentes y las plataformas de streaming.
La firma coreana lo lanzó al mercado a un precio de casi 4.000 euros en España en su versión de 55 pulgadas, aunque por aquel entonces la mayoría de la gente solía decantarse por tamaños de 32 a 42 pulgadas generalmente. Hoy día este suele ser el precio que rondan los televisores de gama más premium, es decir, aquellos que cuentan con tecnología OLED / QD-OLED, con alta tasa de refresco en pantalla y de gran diagonal. Por suerte, hoy día no hace falta invertir tanto dinero para encontrar un televisor con lo último en tecnología y que se adapte a nuestras necesidades.
Poco después fue sucedido por el ES8000 en 2012, el cual añadía el control por voz y por gestos, hasta que cada año que iba pasando encontrábamos funciones que acabaron desechadas y otras que permanecieron vivas en los televisores de la actualidad.
En Xataka Smart Home | Qué fue de las teles Super OLED de Samsung: una tecnología que la compañía abandonó para dejarle el pastel a LG
Ver 1 comentarios