Hace unos meses publiqué un post en el que defendía dos razones de peso para preferir el sonido 5.1 al 7.1 en una instalación doméstica. Y, por vuestros comentarios, la mayor parte de vosotros estáis de acuerdo conmigo. Por supuesto, mantengo lo que defendí en aquella ocasión, lo que me lleva a hacerme la siguiente pregunta: ¿realmente nos ofrecerá una experiencia mejor la tecnología Atmos que nos propone Dolby, y que ya podemos encontrar en algunos receptores A/V de última generación?
Antes de seguir adelante me parece honesto y necesario reconocer que aún no he tenido la ocasión de escuchar una instalación doméstica con Dolby Atmos. Eso sí, en el cine he podido disfrutar unas 20 películas con este sonido, y, además, me he «empollado» con bastante profundidad cómo funciona, lo que puede ayudarme a valorar e intuir qué puede ofrecernos esta tecnología en el entorno doméstico. Repasemos brevemente en qué consiste.
Las claves de Dolby Atmos
Los ingenieros de sonido que crean las bandas sonoras en Dolby Atmos no trabajan con canales; lo hacen con objetos. Podemos imaginar un objeto como una fuente emisora de sonido, de manera que no tienen que preocuparse de decidir por qué canal debe sonar cada sonido; solo tienen que dedicarse a mover cada objeto por el espacio tridimensional de la sala de cine, y los procesadores de Atmos deciden de forma transparente cómo deben descomponer cada sonido para ofrecer a los espectadores la sensación de que realmente procede del punto elegido por los ingenieros.
Para que esto sea posible es necesario instalar altavoces en el techo, además de los que habitualmente están colocados delante, detrás y en los laterales de la sala. La idea en las instalaciones domésticas es esencialmente la misma, pero, dada la dificultad de colocar altavoces en el techo de la mayor parte de las viviendas, a los ingenieros de Dolby se les ha ocurrido instalar en las cajas acústicas de los canales tradicionales un altavoz adicional que proyecta el sonido hacia el techo. De esta forma una parte de la onda sonora se reflejará hacia abajo, brindándonos la sensación de que realmente hay altavoces situados en el techo.
Mi experiencia en las salas de cine con Dolby Atmos siempre me ha parecido muy convincente porque los altavoces situados en el techo añaden al sonido una profundidad y una focalización mucho mayores que en las salas con sonido envolvente tradicional. Por esta razón, dado que los principios de funcionamiento de la versión doméstica de Atmos son los mismos, creo firmemente que, al igual que en las salas de cine, esta tecnología nos ofrecerá un campo sonoro aún más envolvente, focalizado e impactante.
Para una instalación doméstica sobre el papel me atrae más un equipo 5.1, pero con cajas acústicas capaces de proyectar sonido hacia el techo, y, por tanto, compatible con Atmos, que un 7.1 sin Atmos. Afortunadamente, pronto empezarán a llegar al mercado cajas acústicas preparadas para esta tecnología y módulos que se pueden colocar sobre las cajas que ya tenemos en casa, y que añaden esa capacidad de proyección hacia el techo. Estos últimos módulos nos permitirán seguir utilizando nuestras cajas actuales, y, a la par, disfrutar de lo último de Dolby en nuestro salón.
Como podéis imaginar, estoy deseando tener la oportunidad de escuchar una instalación doméstica de cine en casa con Dolby Atmos, y creo que podré hacerlo pronto. Por supuesto, cuando suceda esto prepararé un post para haceros llegar mis impresiones con total transparencia. Pase lo que pase. No descarto que la diferencia entre un equipo 5.1 o 7.1 normal y otro equivalente con Dolby Atmos en una habitación de dimensiones reducidas sea pequeña, pero tengo la esperanza de que la mejora sea claramente perceptible y nos ofrezca una experiencia más excitante. Lo debatiremos tan pronto como sea posible.
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