Dentro de unos años, la domótica será mucho más que electrodomésticos y objetos conectados en red. Será la integración en nuestras casas y cuerpos de una nueva oleada de complementos inteligentes que mejorarán enormemente nuestra seguridad y calidad de vida.
Una de las tendencias tecnológicas más importantes que pretende lograr estos objetivos a corto-medio plazo es la relacionada con los tejidos inteligentes, una nueva forma de concebir los materiales de fabricación de múltiples complementos para el hogar (como por ejemplo cortinas y alfombras) pero también de la vestimenta de sus habitantes.
Qué es un tejido inteligente
Desde 2013 hemos venido asistiendo a la presentación e incluso puesta a la venta de algunos prototipos de complementos para el hogar realizados con tejidos inteligentes. Pero ¿qué son?, ¿en qué consisten este tipo de tejidos?
Pues los más básicos consisten en insertar en las telas convencionales dispositivos electrónicos capaces de detectar sucesos y comunicarlos a otros elementos del hogar conectado. Es decir, se intercalan en las fibras del tejido desde sensores hasta microprocesadores, antenas, emisores, receptores y amplificadores de radiofrecuencia para la comunicación WiFi, etc.
Pero también se está trabajando en tejidos más avanzados en los que se incorpora una microred de materiales conductores capaz de transmitir una pequeña corriente eléctrica por toda la estructura de tela en forma de malla, dirigiéndose estas señales a una serie de microprocesadores y sensores integrados también en el propio tejido. Es algo parecido a la piel humana, capaz de detectar con precisión el punto en dónde se realiza una presión o torsión.
Uno de los materiales que se perfila como el mejor candidato para crear estos tejidos futuristas son los nanotubos de carbono, con lo que será posible dotar a las telas inteligentes de una gran flexibilidad y resistencia, como podemos ver en el siguiente vídeo:
Con todo ello se capacita al antes inerte tejido con nuevas posibilidades y características de comunicación que lo convierten en el elemento ideal para vigilar nuestro hogar y a las personas que en él habitamos. ¿Por qué? Vamos a ver a continuación varios ejemplos que parecen sacados de la ciencia ficción.
Tejidos inteligentes para el hogar
Si nos paramos a pensar, en nuestras casas tenemos multitud de tejidos decorando suelos y paredes. Para empezar, contamos con multitud de alfombras y alfombrillas que podrían usarse para algo más que para ser pisadas sin contemplaciones.
Aquí es donde los tejidos inteligentes quieren ayudarnos y nos ofrecen integrar entre los bonitos dibujos desde detectores de presencia y de movimiento hasta un vigilante de nuestros niños y mayores. La idea principal es poder recoger constantemente los datos de una serie de sensores y transmitirlos de forma inalámbrica a nuestra central de alarmas o nuestro centro de control domótico.
Por ejemplo, una de las tendencias pasa por usar las alfombras como parte de los futuros sistemas de seguridad del hogar. Imaginemos una casa en la que activamos la alarma y tenemos un sistema de detección de movimientos en el que sus moquetas, alfombras y alfombrillas detectan cuando alguien las pisa.
Un posible intruso probablemente verá los sensores de movimiento tradicionales colgados de la pared o techo, pero será más difícil que se dé cuenta de que la alfombra está ahí, al estilo "Misión Imposible", lista para cazarle.
La otra tendencia es la de la vigilancia presencial de personas mayores, discapacitados y niños. Ya se están desarrollando alfombras que son capaces de analizar los hábitos de quienes las pisan, reconociendo a los habitantes del hogar por su forma de andar y detectando caídas, movimientos extraños y potencialmente peligrosos.
Pero además estas alfombras 2.0 pueden llevar integrados sensores de temperatura, humedad y de sustancias químicas (lejía, combustibles, monóxido de carbono etc.) detectando posibles incendios e inundaciones y dando la voz de alarma antes de que se produzca un desastre.
Por supuesto, este tipo de tejidos puede utilizarse también en otros elementos del hogar, como por ejemplo en las cortinas, que se transforman así en sofisticados detectores de movimiento, analizadores de la calidad del aire, alarmas anti-incendios, etc.
Y además, en el futuro será posible integrarlos en los elementos aislantes con los que se construyan nuestras casas. Por ejemplo en las cámaras de aire, fuera de la vista de los habitantes, pero detectando movimientos de la estructura de la vivienda y fugas de agua o gas.
Tejidos inteligentes sobre nuestros cuerpos
Y, ¿qué papel jugaremos los usuarios en todo este mundo de tejidos inteligentes? Pues gracias a ellos, los humanos nos iremos convirtiendo, poco a poco, en un nodo más de las redes locales. En una parte más de Internet que estará permanentemente enviando información sobre diferentes parámetros de nuestras vidas.
La cuantificación personal ascenderá de nivel gracias a los tejidos inteligentes. Ya no será una pulsera, reloj o teléfono móvil el que mida nuestros pasos y movimientos. Los tejidos inteligentes serán capaces de detectar nuestras constantes vitales, en tiempo real y alertar de cualquier problema antes incluso de que tengamos síntomas.
Gracias a nuevos diseños y tecnologías de antenas flexibles, podremos recibir y enviar datos sobre nuestras vidas, sobre nuestra salud, movimientos y actividades sin necesidad de más dispositivos que la ropa que llevemos puesta.
Es más, incluso se está trabajando en prototipos que convierten al propio tejido biológico humano, a nuestra piel, en un tejido inteligente con dotes de cuantificación y monitorización remota.
¿Para qué? Pues para la captación y diagnóstico avanzado de parámetros como la temperatura, niveles de ciertas sustancias en sangre o en el sudor, el ritmo cardíaco, frecuencia respiratoria, oxigenación en sangre, glucosa, colesterol, etc.
Es decir, gracias a los tejidos inteligentes podremos tener un laboratorio avanzado integrado en nuestro cuerpo y conocer en tiempo real cuál es nuestro estado físico. Suena a un futuro de lo más interesante, ¿verdad?
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