Llega el verano y, asociadas a la época más calurosa del año, llegan también las altas temperaturas. Y lo mismo que ocurre en invierno con los trucos y métodos caseros para sobreponerse al frío, ahora toca evitar el calor. Las alternativas clásicas son la mejor solución en muchas situaciones.
Si estás en un caso parecido a este, en el que la casa tiene ventanas antiguas que no frenan la entrada de las altas temperaturas y además no hay aire acondicionado, cualquiera de estos trucos puede ayudarte a pasar las horas de bochorno. Mucha gente me ha recomendado poner un aire acondicionado portátil en alguna habitación y aunque no era lo mismo, ya tuve una muy mala experiencia.
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El calor del verano puede ser agobiante, especialmente si no se cuenta con aire acondicionado (al menos ayuda a aligerar la factura de la electricidad). Sin embargo, existen estrategias para mantener una casa fresca y habitable durante los meses más calurosos, incluso con ventanas viejas. Estos son los trucos que mejor funcionan.
Aprovecha las "horas frescas"
Uno de los mejores consejos que siempre me han dado es aprovechar las horas del día en las que hace menos calor. Es el momento ideal para abrir las ventanas y dejar ventilar el piso para renovar el aire viciado que hay dentro y reemplazarlo por el aire más fresco de la mañana.
Lo que hacemos en casa es abrir las ventanas y puertas por la noche y a primera hora de la mañana para ventilar la casa y dejar entrar el aire fresco. Luego cerramos las ventanas y persianas durante el día para evitar que entre el calor del sol. De esta forma conservamos el aire fresco que hemos "recolectado".
Crea corrientes de aire
Otro sistema interesante para crear corrientes de aire es establecer comunicación entre las puertas y las ventanas de la casa, de forma que se facilite la circulación de aire fresco por el piso.
Incluso puedes aprovechar el efecto chimenea si tienes una vivienda de dos o más plantas. También conocido como efecto tiro o efecto chimenea térmico, es un fenómeno que ocurre cuando hay una diferencia de temperatura entre el aire interior y el aire exterior de una estructura, lo que genera una corriente de aire ascendente.
En mi caso tengo tres ventanas encontradas, la del salón y las de dos de las habitaciones, por lo que puedo abrirlas y establecer una corriente de aire. Además, una de ellas da un patio interior, que no está castigado por el sol, por lo que se logra una corriente de aire relativamente fresca (teniendo en cuenta que al sol en el balcón podemos estar a 45º grados).
Y aunque no es lo más idóneo, también puedes aprovechar el uso de ventiladores, situándolos estratégicamente cerca de las ventanas para ayudar a que circule el aire fresco por la casa. Puedes colocar un ventilador frente a una ventana abierta para expulsar el aire caliente, o dos ventiladores en lados opuestos de la habitación para crear un flujo de aire constante.
Utiliza toldos y persianas
Otro de los clásicos es utilizar las persianas y las cortinas de casa. En los momentos en los que la luz del sol incide directamente en las ventanas, lo mejor que puedes hacer es bajar las persianas y echar las cortinas para que hagan de barrera protectora.
Además, si tienes toldos, aprovecha las horas del día en las que el aire exterior está menos caliente para tenerlos subidos y facilitar las corrientes de aire. En las horas de más calor baja el toldo de forma que quede una capa de aire entre este y la pared para frenar las altas temperaturas de la calle.
Aísla las ventanas y persianas
Ya hemos visto cómo se puede colar el frío por los cajetines de las persianas, y el calor no iba a ser menos. Si tus persianas son antiguas y tienen cajetín de madera, intenta forrarlos con alguno de los métodos que hemos visto. Basta con desatornillar el cajetín y colocar una capa de papel aislante para evitar que entre el aire caliente del exterior.
Además, si es posible, trata de sellar las ranuras y las grietas que hay alrededor de los marcos de la ventana, algo que suele ser habitual en ventanas viejas y, sobre todo, en ventanas y cierres de madera. De esta forma evitarás que entre el aire caliente.
Y si tu ventana es de tipo puerta, siempre puedes usar burletes para sellar los espacios que quedan entre la ventana y el suelo y así evitar la entrada del calor y la pérdida del frío.
Controla las fuentes de calor
Una de las cosas que siempre pongo en práctica es tratar de controlar el uso de algunos electrodomésticos y dispositivos que generan calor. Lo más normal es pensar en el horno, la vitrocerámica, la plancha... pero su uso es inevitable (no se puede vivir a base de platos fríos). Lo mejor es encenderlos en los momentos en los que la temperatura no es tan alta.
Esos grandes electrodomésticos son el mejor ejemplo, pero hasta el televisor o el ordenador pueden generar calor que, acumulándose termina haciendo que suban las temperaturas en casa (yo lo tengo claro con el termómetro junto a la tele). Y con el ordenador, ya que trabajo en casa, se nota y mucho.
Otra opción es utilizar bombillas LED de bajo consumo en lugar de bombillas incandescentes, pero esto es algo habitual en casi todos los hogares hoy día.
Refresca el ambiente
También puedes tratar de refrescar el ambiente interior, situando recipientes con agua fría o hielo que faciliten una baja temperatura. Un truco que tiene aún más eficacia si los colocas cerca de un ventilador, ya que hace que el aire que circule se enfríe.
Duerme con ropa fresca
A la hora de dormir es mejor utilizar ropa de cama ligera y transpirable de algodón o lino. También puedes colocar una almohada fría en la cama para refrescarte durante la noche.
Y no hay que dejar de lado consejos clásicos como lo son beber mucha agua durante el día para mantenerte hidratado y prevenir la deshidratación o consumir frutas y verduras con alto contenido de agua, como sandía, melón y pepino.
Además, puedes tomar duchas frías o baños de pies, algo que te ayudará a refrescarte y bajar la temperatura corporal.
Recuerda que la clave para superar el verano en una casa sin aire acondicionado es ser proactivo y utilizar diferentes estrategias para mantener la casa fresca. Con un poco de planificación y esfuerzo, podrás disfrutar de un verano confortable incluso en los días más calurosos.
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