Ya estamos en plena temporada de calor y toca empezar a tomar medidas para estar bien fresquitos en casa, como por ejemplo aplicando trucos y consejos para refrescar la vivienda logrando alcanzar la temperatura ideal sin pasarnos en el consumo eléctrico y evitando que se dispare la factura de la luz.
Y uno de nuestros principales aliados en estos casos son los ventiladores tradicionales, que permiten mover el aire mejorando la sensación térmica percibida por el usuario y todo ello con un gasto eléctrico mínimo. ¿Cómo podemos hacer para optimizar su uso y que den más fresquito?
Índice de Contenidos (5)
Limpiarlos antes de usarlos
Los ventiladores suelen ser aparatos que tenemos guardados a buen recaudo el resto del año y que con la llegada de los primeros calores vuelven a ocupar un puesto de referencia en casa.
Y para mejorar la eficiencia y optimizar su funcionamiento, nada mejor que realizar unas pequeñas tareas de puesta a punto previas, ya que el polvo que acumulan sus componentes puede repercutir negativamente en el funcionamiento de varias maneras.
Por un lado impide que circule el aire con normalidad, el principal objetivo del aparato. Esto sucede si se acumula en aspas o rejilla, obligando a trabajar un poco más al motor, lo que implica un incremento del consumo eléctrico y un ligero aumento en la temperatura del aire que expulsa. Además, si el polvo tapa las rejillas de ventilación del motor este puede llegar a sobrecalentarse.
Por otro lado, al acumular ácaros y bacterias nocivas para la salud contribuimos a que estos se dispersen por el aire y estemos respirando un ambiente poco saludable.
Poner a punto el ventilador no es nada complicado ni complejo, ya que basta con limpiar las aspas, el cuerpo y algunos otros componentes como las rejillas protectoras con un paño húmedo, agua y jabón, desenchufando previamente el equipo y dejando secar muy bien el aparato antes de ponerlo en marcha.
Colocarlo en el lugar más apropiado
Uno de los factores más importantes al usar nuestro ventilador es ser capaces de generar un flujo de aire constante colocando el aparato en el lugar propicio y evitando los habituales obstáculos que solemos encontrar en una vivienda, como puertas, muebles, cortinas, armarios, sofás, etc.
Para lograr un ambiente más fresquito lo ideal es facilitar la salida del aire caliente acumulado en la habitación, por ejemplo por nuestra propia respiración o por otros aparatos como la tele, la consola, etc., generando corrientes ayudándonos de una ventana puerta de entrada y otra de salida.
Por ello, no suele dar buen resultado cuando usamos el ventilador en una habitación cerrada, ya que solo estamos moviendo el mismo aire caliente una y otra vez y la temperatura de la sala no va a descender ni un grado. Lo ideal es que podamos crear estos flujos de aire a menor temperatura aprovechándonos de la ubicación de las diferentes habitaciones en la vivienda.
Así, por ejemplo, si tenemos alguna estancia que siempre suele estar en sombra, con orientación norte o donde no solemos estar nunca, en ella probablemente la temperatura será un par de grados menor que en el resto de la casa. Podemos colocar un primer ventilador en esta sala expulsando el aire hacia fuera de su puerta y otro ventilador en el salón o donde vayamos a estar recibiendo ese flujo de aire y expulsándolo finalmente hacia una ventana que dejaremos ligeramente abierta.
De este modo y suponiendo que tenemos el resto de ventanas cerradas, crearemos un flujo de aire en toda la casa que incrementará el frescor y la sensación de confort librándonos de parte del calor que generamos con nuestra presencia y el uso de diferentes electrodomésticos y aparatos.
El truco de los cubitos de hielo
Si somos un poco manitas y nos gusta el bricolaje sencillo y las manualidades que incluso podemos realizar con los más pequeños de la familia, hay un curioso truco que cumple bien su función, aunque suele durar poco.
Como podemos ver en el vídeo adjunto, la idea es colocar unos receptáculos en la parte trasera del ventilador, de donde va a coger el aire caliente, que aprovecharemos para acumular aire frío por medio de la introducción de cubitos de hielo o los clásicos depósitos para congelar que vienen en muchos frigoríficos o en las neveras de camping.
Estos receptáculos podemos fabricarlos nosotros mismos recortando botellas de plástico de agua o refresco cuanto más grandes mejor, suponiendo que el tamaño del ventilador sea lo suficientemente grande como para sostenerlas.
Hay muchas versiones de este truco, en unas hacen muchos agujeritos en las botellas para facilitar la salida del fresquito, aunque se derretirán antes los hielos, en otras dejan las botellas casi sin agujeros para que el efecto dure más tiempo aunque sea menos intenso.
¿Funciona? Pues sí. Podemos esperar un aire más fresco que si no lo hacemos, aunque el efecto dura el tiempo que tarden en derretirse los hielos, en general entre media hora y un par de horas dependiendo del calor.
El truco del embudo
Otro truco interesante para los amantes del bricolaje es este que tenemos en el vídeo adjunto y cuyo objetivo es que la emisión del aire del ventilador tenga una temperatura un par de grados inferior a la habitual.
Para ello se basa en el principio científico del cambio de presión del aire al estar obligado a pasar por un cuello de botella, y nunca mejor dicho, ya que son precisamente las partes de estos elementos las que se usan para el invento.
Hay múltiples variantes de este truco pero en la mayoría se suele usar una cartulina que funciona como base en la que se embuten los cuellos de varias botellas de plástico con la parte gruesa apuntando hacia la rejilla del ventilador y la parte fina, donde enroscamos el tapón, apuntando hacia nosotros.
Al expulsar el aire las aspas del ventilador y forzarlo a pasar desde la parte amplia de la botella hacia la más estrecha, ese cambio de presión hará que la temperatura descienda ligeramente, enfriando así el aire que llega hasta nosotros.
Combinarlos con otros equipos de refrigeración
Otra idea que podemos llevar a cabo para que el aire del ventilador sea lago más fresquito la encontramos en la combinación del mismo con otros aparatos que en conjunto nos darán un mejor resultado.
Es por ejemplo el caso de un eficiente climatizador por evaporación, pero también de aprovecharnos si contamos con un climatizador en alguna otra parte de la casa. La idea es sencilla: utilizamos el aire acondicionado de pared o portátil para generar frío y luego el ventilador para ayudar a distribuir este frío por la vivienda hasta nuestra posición.
Si colocamos estratégicamente estos equipos auxiliares en una zona de la habitación intermedia entre la salida del aire acondicionado y nuestra posición lograremos una mejor distribución del frío que llegará en mayor cantidad y más rápido hasta nosotros y hasta todos los rincones de la sala.
Imagen portada | Daniil Onischenko
En Xataka Smart Home | Por menos de 10 euros puedes convertir el ventilador "tonto" de casa en uno inteligente y este dispositivo es la clave
Ver 0 comentarios