Una de las principales tareas domésticas que suelen realizarse con cierta periodicidad en casa es la colada o limpieza de la ropa, que lleva consigo otras subtareas como el secado tras su paso por la lavadora.
En los últimos años se han ido poniendo de moda las secadoras eléctricas, e incluso los tendederos eléctricos, aparatos que cumplen muy bien su función, pero que hacen un gasto energético adicional que nuestras abuelas no tenían, ya que en un clima relativamente cálido y sobre todo soleado como el nuestro, lo tradicional ha sido secar la ropa al sol.
Ventajas del secado de la ropa a la manera tradicional
En este sentido ha sido Endesa quien ha publicado un interesante informe en el que hablan del "sundrying", término moderno que hace referencia al secado de la ropa a la manera tradicional, sin máquinas ni recursos eléctricos. ¿Cuáles son las ventajas de secar la ropa como nuestros antepasados?
Pues secar la ropa al sol es una manera eficaz y barata de reducir el consumo energético, algo más que destacable en un contexto de crisis ambiental y climática como el que tenemos ahora.
Según Endesa, fabricar una secadora cuesta energía y recursos, y ponerla en funcionamiento más. De hecho, han calculado cuánto puede costarnos cada año el tener y usar una de estas máquinas teniendo en cuenta aspectos como el precio de adquisición, el tiempo de vida útil, cada cuánto tiempo se usa y sobre todo el coste energético que tiene.
¿La conclusión de su análisis? Pues que el coste de usar uno de estos electrodomésticos ronda los 70-100 euros al año, dependiendo del tamaño de la familia que seamos y el modelo de secadora que compremos, algo que supone ciertamente un pico en nuestros presupuestos.
Pero además del ahorro en luz y en la compra de los aparatos hay más ventajas añadidas. Por ejemplo, en épocas de calor como el verano tender la ropa dentro de casa con un tendedero portátil puede suponer una ventaja añadida, ya que enfría la sala.
La evaporación de agua durante el proceso de secado es un proceso endotérmico que toma energía del entorno, enfriando así la habitación. Además también añade humedad al ambiente, lo que puede ayudar a hacerlo más agradable sobre todo en las zonas más secas del país.
Endesa también señala que, a diferencia de la tradición de tender la ropa en las comunidades de vecinos clásicas, donde los tendederos de exterior venían "de serie", cada vez es más frecuente que en algunos edificios modernos se pongan trabas a esta tarea, impidiendo la instalación de tendederos en las fachadas.
El motivo es que la Ley de Propiedad Horizontal deja claro que cualquier modificación estética de la fachada ha de contar con el visto bueno de la comunidad. Y los tendederos no son una excepción.
No obstante, en una situación de crisis energética cada vez más comunidades de vecinos tienen opiniones favorables a la instalación y uso de estos tendederos tradicionales.
Vía | Endesa
Imagen portada | Vidar Nordli-Mathisen
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