En casa, en la nevera, siempre hay una serie de alimentos que tengo prácticamente durante todo el año. Y de todo ellos hay dos que me acompañan siempre como una opción más con la que completar algunos días en los que el menú es más ligero: es el queso y el jamón (y en general otros embutidos).
Dos productos con sabor muy español presentes en muchos hogares y que sin embargo tienen un problema en verano. Una vez abiertos y expuestos al aire, se pueden secar o lo que es peor, estropearse por la presencia y aparición de moho. Sin embargo en casa los mantenemos a salvo con unos sencillos trucos.
El problema de estos alimentos es que su conservación no es fácil una vez se han abierto. En el caso del jamón lo que hago directamente cuando lo compro es pedir que me lo corten a cuchillo en paquetes de unos 250 g que además van envasados al vacío. El queso también lo pido en cuñas envasadas de la misma forma. Y no tengo a mano una máquina de envasar al vacío que no hace más que sacar el aire de la bolsa.
El problema es que una vez han sido abiertos, tanto el queso como el jamón están expuestos a los agentes externos y por ejemplo además de secarse, pueden verse afectados por la aparición de moho. Lo ideal en ambos casos es conservar este tipo de alimentos en lugares frescos y secos, siendo lo preferible que estén en ambientes alejados de la luz. Para evitarlo esto es lo que hago en cada caso.
El queso a salvo
Con el queso, y para mantener la frescura, lo que hago es cortarlo de la cuña justo antes de consumirlo en lugar de cortar grandes porciones de una sola vez. De esta forma evito que se seque. Una vez cortado en porciones, lo dejo un pequeño espacio de tiempo en el exterior para que no tenga la temperatura del frigorífico.
Y es que en verano y también durante todo el año, lo ideal para mantener el queso, a salvo es guardarlo en la parte más fría de la nevera, que suele ser la parte de abajo o el cajón para vegetales. La temperatura ideal para conservar el queso es entre 1 y 5 grados.
Para mantener lo que queda lo que hago es usar para envolver el queso un papel especial que hay para este tipo de alimentos y que está encerado para luego guardarlo en una bolsa de plástico cerrada herméticamente. Esta forma, el papel permite que el queso transpire, algo fundamental para conservar su textura y sabor y evitar la aparición de moho.
Cuando no tengo el papel encerado lo que hago es usar papel film transparente para envolver el queso y me aseguro que quede bien sellado. tengo conocidos que lo guardan en un recipiente hermético, pero a mí es algo que personalmente no me convence.
Cortar y conservar el jamón
En el caso del jamón, la situación es parecida. Lo ideal para conservar el jamón una vez he abierto el paquete envasado al vacío o cuando lo compro en alguna ocasión sin retractilar, es hacerlo a una temperatura que oscile entre los 10 y los 15°, siempre lejos de cualquier fuente de calor. Y como el queso también debe estar reservado de cualquier fuente de luz directa.
Pero a diferencia del caso, el jamón no es un producto que se aconseje envolver en papel film u u otros materiales, ya que de esta forma no podría respirar y sudar, algo que hará que pueda estropearse su calidad y adquirir un sabor y un olor poco agradable. Por lo tanto, nunca debe ir envuelto totalmente.
Cuando he abierto el paquete de jamón, lo que hago es poner una pequeña pinza en el paquete que he comenzado para evitar que esté totalmente abierto al mismo tiempo que dejo respirar el jamón por otras zonas del paquete mientras está guardado en el frigorífico. Además, antes de servirlo suelo sacarlo unos minutos y dejarlo en un lugar seco y oscuro para que pierda el frío de la nevera.
Eso en el caso del jamón cortado previamente. Si se trata de una pata de jamón, una de las formas de protegerlo y que quizás has visto en la tienda es poner un trozo de grasa o de tocino encima de la parte que se ha cortado.
Se trata de usar una de las zonas que hemos quitado cuando empezamos el jamón para evitar que éste entre en contacto con el aire y de esta forma se retrasa la oxidación de la superficie que está expuesta. Además, junto a este consejo se recomienda colocar un paño de cocina de algodón por encima del jamón cuando no se va a cortar.
Con todos estos pasos del jamón, se conservará más tiempo, pero aún así debes tratar de consumirlo en un periodo razonable para evitar que se estropee.
Otros embutidos
Y como en el caso del jamón o del queso, la conservación en verano de estos alimentos se puede extender también al resto de embutidos. Sin tener que hacerse con una máquina para envasar al vacío, se pueden conservar los embutidos usando papel film o táperes hérmeticos e individuales para cada uno de los embutidos. De esta forma no se mezclan olores y sabores y los tendremos conservados durante más tiempo.
Imagen portada | Propia con Contreras Selectos
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