A la hora de usar el aire acondicionado en casa una de las dudas más habituales es la relacionada con la temperatura a la que poner el termostato, ya que hay quien afirma que conviene poner la más baja que permita el aparato y otros que es mejor una más alta para ahorrar energía.
Ya hemos visto en otras ocasiones que la temperatura ideal dentro de casa dependerá de múltiples factores, como por ejemplo de quién vive en ella, de si somos muy frioleros o calurosos, de la edad de los habitantes, de la humedad ambiental, el tiempo que vamos a pasar en su interior, etc.
Bajar la temperatura a 17ºC: un despilfarro de energía
Así, teniendo en cuenta criterios normalizados de ergonomía del ambiente térmico del RITE (Reglamento de Instalaciones Térmicas en los Edificios), la temperatura de confort en un ambiente cerrado como es una vivienda y de actividad "pasiva", es decir, cuando no estamos realizando ninguna actividad física, se sitúa en verano entre los 23°C y los 25°C.
Si bajamos de estos 23 grados el aire estará más reseco y además se incrementará innecesariamente el consumo energético y con ello el gasto a final de mes. De hecho, los cálculos generales para el coste energético para cada grado que bajamos la temperatura con respecto al valor óptimo puede suponer entre un 5% y un 10% de incremento en el consumo de electricidad en nuestros equipos.
Pero es que además hay un factor que no solemos tener en cuenta y que cobra importancia cuando seleccionamos un valor de la temperatura demasiado bajo, como los clásicos 17 ºC o 18 ºC que suelen ser las cifras más bajas que admiten muchos mandos a distancia.
La cuestión es que, si elegimos estos valores y la temperatura de la sala y exteriores son muy elevadas, al equipo le será muy difícil poder alcanzarlos, con lo que es probable que siempre esté funcionando a plena potencia para tratar de llegar a ellos, muchas veces sin conseguirlo.
Si nuestro aire acondicionado es relativamente moderno y cuenta con la tecnología inverter tampoco podremos aprovechar sus ventajas, puesto que no conseguirá entrar en el ciclo de funcionamiento "crucero" donde es capaz de bajar la potencia del motor al llegar a la temperatura objetivo y siempre estará funcionando al 100% puesto que le resultará muy difícil llegar a esos 17ºC.
De hecho, lo recomendable es que no exista una diferencia de más de 10ºC entre la temperatura de dentro de casa y la exterior, tanto para que el rendimiento de la máquina sea óptimo como para que no notemos una gran diferencia al salir de casa. Por ello, para tener esos 17ºC dentro de casa tendría que haber fuera 27ºC, temperatura con la que muchos de nosotros probablemente no encenderíamos el aire acondicionado.
Y, ¿no conseguimos nada positivo eligiendo esa temperatura tan baja de 17ºC? Pues si, conseguimos enfriar antes la sala, porque hacemos trabajar al equipo al 100% durante más tiempo, lo cuál puede ser una buena idea si queremos refrigerar rápidamente, pero es conveniente volver a seleccionar posteriormente un valor más intermedio como 24 o 25ºC para permitir rebajar el gasto eléctrico de los aparatos.
Imagen portada | Xataka Smart Home
En Xataka Smart Home | Electrodomésticos con tecnología "inverter": qué son, qué ventajas tienen y por qué conviene comprarlos
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