Una de las tareas más desafiantes en la limpieza del hogar es dejar las persianas completamente limpias. Debido a las inclemencias del tiempo y la contaminación, las persianas, originalmente blancas o de tonos claros, tienden a adquirir un tono grisáceo que resulta complicado eliminar.
La dificultad no solo radica en quitar la suciedad, sino también en alcanzar todos los rincones de la persiana, especialmente en pisos altos, donde la limpieza del exterior es casi imposible. Sin embargo, existe un truco eficaz y rápido que no todos conocen para dejarlas como nuevas.
Un truco sencillo y eficaz
Las persianas se ensucian tanto por dentro como, sobre todo, por fuera. Es en el exterior donde más se acumula la suciedad, y también es la parte más difícil de limpiar. Mientras que en el interior basta con bajar la persiana y pasar un paño, el exterior requiere un poco más de esfuerzo... o quizás no tanto con este método.
La mayoría de las persianas, por no decir todas, cuentan con una caja en su interior que esconde el mecanismo. En los modelos antiguos, esta caja suele ser de madera y más voluminosa, mientras que en las casas modernas es de plástico y más discreta.
Para limpiar las persianas exteriores sin esfuerzo, solo tienes que abrir la tapa de esta caja. Basta con quitar los tres o cuatro tornillos que la fijan, los cuales son fáciles de aflojar. Una vez retirada la tapa, tendrás acceso directo al exterior de la persiana.
El proceso es sencillo: sube la persiana completamente para que quede enrollada y, con un trapo o cepillo para la suciedad más persistente, junto con agua y jabón neutro (o, para una limpieza más profunda, vinagre o amoníaco), comienza a limpiar el exterior. A medida que limpias, baja la persiana poco a poco hasta que todo el exterior quede impecable. Una vez que esté limpia y seca, puedes volver a cerrar la caja y proceder a limpiar la parte interior.
Además, es recomendable limpiar el interior de la caja y de paso asegurarte de que no haya grietas o ranuras que puedan permitir la entrada de aire o pequeños insectos. Si es necesario, aprovecha para sellarlas.
Este truco sencillo te permitirá mantener las persianas limpias, como el primer día, incluso si vives en un piso alto, y sin los riesgos de asomarte peligrosamente al exterior.
Foto de portada | Vladimir Kudinov
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