El calor ya ha hecho acto de presencia y toca renovar armarios y ropa de cama preparando así la nueva temporada, siendo los edredones que tanto nos han abrigado uno de los elementos que deberemos cambiar en los próximos días.
Después de un frio invierno merecen ser guardados con cariño hasta el próximo otoño, aunque puede que dudemos sobre cómo hacerlo correctamente para que permanezcan en perfectas condiciones.
Cómo cuidar, limpiar y guardar los edredones
En este sentido ha sido la OCU la que ha publicado una serie de consejos sobre cómo podemos mantener limpios y bien cuidados los nórdicos y edredones convencionales conservando sus propiedades y garantizando un descanso cómo y saludable.
Para ello se recomienda lavar el nórdico al menos una vez al año para mantenerlo limpio y fresco eliminando el polvo, los ácaros y otros alérgenos que pueden acumularse con el tiempo, algo que deberemos hacer conociendo previamente el tipo de relleno que tienen.
Lavado del edredón
Algunos edredones se pueden lavar en casa, mientras que otros requieren limpieza en seco y que los llevemos a una lavandería profesional, algo que podremos averiguar leyendo bien la etiqueta del producto.
Si los vamos a lavar en casa, OCU recomienda usar un detergente suave y nunca poner blanqueantes ni suavizantes, ya que pueden ser demasiado fuertes para las fibras de algunos edredones y nórdicos, especialmente los que contengan plumón o plumas naturales.
La temperatura de lavado recomendada conviene que sea baja, por ejemplo inferior a 40 ºC, seleccionando un programa de prendas delicadas y realizando un buen aclarado al final, si es necesario uno extra, para asegurarnos de que no quedan restos de detergentes que puedan ocasionar irritaciones o alergias.
¿Qué pasa si el edredón es tan grande que no cabe de forma holgada en la lavadora? Pues nunca hay que forzarlo, puesto que no se lavará adecuadamente. En este caso la recomendación es lavarlo a mano en la bañera con agua fría o templada y añadiendo detergente suave.
Dejamos que se remoje en el agua con detergente durante al menos 15 o 30 minutos y luego agitamos suavemente el edredón en el agua para ayudar a aflojar la suciedad, sin retorcer. Vaciamos el agua de la bañera, rellenamos con agua limpia y aclaramos tantas veces como sea necesario.
Secado del edredón
Finalmente una vez limpio toca el proceso de secado, para lo cual podemos utilizar una secadora, si es que la tenemos, seleccionando un ciclo de secado delicado con temperatura moderada.
Si no tenemos secadora, podemos extenderlo sobre una mesa o superficie plana preferiblemente al aire libre en un lugar donde haya buena circulación del aire.
Guardado hasta el año que viene
Por último es importante guardarlo correctamente para evitar daños y mantenerlo fresco y limpio para su próximo uso, en un lugar fresco, seco y bien ventilado. Una opción son las bolsas de vacío, que nos permitirán ahorrar espacio en casa, aunque la OCU aclara que en algunos casos su uso puede ser contraproducente por varios motivos.
Para empezar porque pueden comprimir en exceso el relleno, que quede apelmazado y reducir su capacidad para generar calor. Pero además, al ser de plástico, las bolsas pueden mantener dentro posibles restos de humedad y proliferar mohos y ácaros.
Por ello la mejor opción es usar cajas de cartón o recipientes transpirables, vigilando cada pocos meses que se encuentra en buen estado y que no han salido manchas de humedad por un mal secado.
Vía | OCU
Imagen portada | Slaapwijsheid.nl
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