En estos tiempos en los que vivimos lo habitual es contar en casa con una buena cantidad de dispositivos que hagan uso de cargadores o transformadores. Tabletas, teléfonos, portátiles, altavoces... la lista es casi interminable. Un elenco tremendo de dispositivos y cada uno con su correspondiente cargador.
De esta forma nos encontramos en casa, algo en lo que seguro todos nos identificamos, con cajones llenos de cargadores de todo tipo. Falta de universalización por una parte, diferencias de potencia por otra, lo cierto es que si bien alguno puede ser prescindible o al menos sustituible, otros no tienen reemplazo o al menos no resulta aconsejable.
Y esto es algo que puede ser tentador a la hora de comprar un cargador. Ahorrar unos euros comprando uno que pueda servir para varios aparatos o buscando uno de una fabricante externo que tenga un precio más económico. Y ya sabemos lo que suele pasar... al final lo barato sale caro.
¿Pero cual es el motivo para esta aseveración? Cuando usamos un cargador original, de la marca de nuestro aparato, o en su lugar de un fabricante de renombre (esos tampoco suelen ser baratos), estamos pagando no sólo por una marca. Estamos pagando por materiales, por tecnología, en resumen, por un producto de calidad. Motivos más que suficientes para pensar el usar un cargador que compremos en el chino de la esquina.+
Ya lo hemos visto con el escándalo del Samsung Galaxy Note 7. Los problemas de las baterías no son un asunto a pasar por alto, motivo más que suficiente para cuidar todos los aspectos que inciden en la durabilidad y la vida de la misma y en este sentido el cargador es un aspecto fundamental.
Usar un cargador que no resulte adecuado o no ofrezca la calidad suficiente puede provocar el sobrecalentamiento de la batería de nuestro dispositivo, de la toma eléctrica de casa o incluso el incendio del aparato que puede afectar a su entorno.
Si vemos cual es el funcionamiento básico, un cargador es una compacta fuente de alimentación de que transforma la corriente alterna de nuestra red eléctrica en una corriente continua de 5 voltios. Se trata de pasar de corriente alterna a corriente continua de alto voltaje, y luego gracias a un transformador, pasar a corriente continua de bajo voltaje.
Pero cuales pueden ser los motivos
Sí. Aparentemente todos los cargadores son iguales en el exterior. Misma forma, mismas clavijas pero en su interior estas similitudes ya no lo son tanto. Tanto es así que siguiendo por ejemplo la apreciación de Leon Livermore, director ejecutivo del Chartered Trading Standards Institute, es recomendable adquirir cargadores de proveedores de prestigio.
"Puede costar unas pocas libras más, pero los productos falsificados y de segunda mano son una entidad desconocida que podría costarle su hogar o incluso su vida, o la vida de un ser querido"
Y es que las marcas invierten en este tipo de productos, en los componentes que lo integran. Por poner un ejemplo, la carga, la gestión de la carga que lleva a cabo el transformador la gestiona un circuito integrado especializado, el cual puede variar en calidad según el fabricante. Un cargador barato hará uso de peores componentes (y el circuito es uno de ellos) para abaratar el precio final.
De esta forma la electricidad suministrada no puede llegar a ser la correcta lo que puede provocar que nuestro dispositivo termine a la parrilla o incluso incendiado.
El problema de las falsificaciones
Y por si esto fuera poco, nos encontramos con otro problema añadido como es el de los productos falsificados. Y es que las imitaciones cada vez están más logradas, algo que nos obliga como usuarios a buscar una serie de puntos que vigilar a la hora de confiar en la calidad de un cargador:
- Comprobar las indicaciones: comprobar el modelo y en el caso además de estar en Europa que lleve asociado el logo CE. Además es conveniente comprobar el voltaje y compararlo con el del dispositivo original
- Patillas: es conveniente comprobar el estado de las patillas, que no estén flojas o dobladas y que entre sin problema en la toma.
- Cable: comprobar que el cable tiene el punto justo de firmeza y flexibilidad. No puede ser que un cable sea rígido como una piedra ni blando como si fuese goma (fundamental para garantizar el aislamiento).
Se trata de una inversión en componentes que muchos fabricantes ignoran. Modelos de cargadores que no cumplen con los estándares de seguridad y que en el mejor de los casos puede provocar que no funcione bien la carga o que se estropee antes de tiempo.
Pero estos son factores que muchos usuarios no tienen en cuenta. Baste refrescar la memoria con el estudio realizado por el National Trading Standards, una organización con sede en el Reino Unido estableció que gubernamental que el 99% de los cargadores falsos que se venden a través de internet son inseguros, ahí es nada.
Puede resultar tentador gastar 5 euros en lugar de 25 euros para nuestro altavoz, o en lugar de pagar 70 euros por el cargador de nuestro portátil optar por uno de 30 euros. Esto casi seguro se manifiesta en una calidad que no alcanza el valor necesario y que al final puede afectar a la vida útil de la batería del dispositivo correspondiente y quizás y lo que es lo peor, en nuestra seguridad.
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