Nos enfrentamos a un invierno duro, con restricciones o recomendaciones a la hora de ahorrar en la energía que consumimos, ya sea en forma de electricidad o gas. Respecto a la obtención del gas no hay dudas, pero sin embargo, no siempre está claro de dónde proviene la electricidad que consumimos.
El sol es la fuente de energía universal por excelencia, pero el paso del tiempo y la evolución en la tierra, nos hemos acostumbrado a usar distintos tipos de combustibles fósiles. Ahí están, por ejemplo el carbón, el petróleo, o el ya citado gas. Frente a ellos, como alternativa, está la energía nuclear y las siempre interesantes fuentes renovables. Todas ellas pueden ser la raíz de la electricidad que consumes en casa.
Renovables o fósiles
Lo primero que debemos tener en cuenta, es que nuestra electricidad, la electricidad, que consumimos en casa, no proviene de una sola fuente. Lo habitual, es que nuestra suministradora de energía obtenga la electricidad de distintas fuentes.
El objetivo de este sistema es garantizar el abastecimiento y la cobertura de las necesidades energéticas a la mayor parte de la población posible, siempre teniendo en cuenta que en algunos casos se encuentran condicionantes climáticos.
Así por ejemplo, con la actual sequía, encontramos como en muchos casos se está haciendo difícil la obtención de electricidad a partir de centrales hidroeléctricas en embalses y pantanos. Un ejemplo de cómo la climatología puede influir en la obtención de energía.
He dicho todo esto, tanto las renovables como las energías fósiles, se complementan a la hora de obtener la electricidad que llega a nuestros hogares. Y si quieres saber de dónde proviene la energía que consumes, lo más fácil es que mires en tu factura energética.
Al final de la factura suele aparecer un gráfico indicativo de los distintas fuentes de las que se nutre tu comercializadora para llevarte la energía a casa. Puede aparecer en forma de gráfico de pastel, barras de datos...
En la imagen superior por ejemplo, se puede ver el origen de la electricidad que suministra Endesa. De una forma gráfica se puede apreciar como la energía nuclear, las fuentes renovables o el gas natural, son las dos fuentes principales para obtener energía eléctrica. Entre las tres representan cerca del 90% del origen de la electricidad que llega a mi hogar.
En el caso de Naturgy, los parámetros son casi calcados, con la nuclear encabezando el pódium seguido del gas natural y la renovables, como fuentes básicas para suministrar energía eléctrica a nuestro hogar.
Frente a estos casos, otro ejemplo es el de HolaLuz. En el gráfico que aparece al final de la factura, vemos como el total de la energía que ofrece la empresa procede de fuentes 100% renovables, por lo que está capacitada para lograr el reconocimiento y tener la etiqueta que la sitúa por delante del resto.
Con estos valores, en cada una de las facturas, aparece también un indicador relativo al valor en emisiones de CO2, que provoca la obtención de la energía que consumimos. Mientras que la letra "A" indica unas emisiones bajas y por lo tanto un menor impacto ambiental, la letra "G" indica unas emisiones de CO2 altas y más contaminación.
En estos tres ejemplos que hemos visto, tanto Endesa como Naturgy, tienen la certificación "F", justo un paso antes de la peor clasificación, fruto de las formas de obtención de la energía. Frente a ellas, HolaLuz presume de tener una clasificación "A", con un bajo impacto ambiental.
Imagen de portada | Johannes Plenio
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