A la hora de mantener nuestras viviendas calentitas a la temperatura ideal durante los meses de invierno, muchas son las opciones en sistemas de calefacción que hay disponibles en el mercado, aunque no todas son igual de eficientes ni nos costarán lo mismo en nuestras facturas a final de mes.
En este sentido, la OCU acaba de presentar un interesante estudio en el que analizan los costes anuales de utilizar a diario los tipos de calefacción más habituales para una vivienda de 90 m2 en una región fría (zona climática D como por ejemplo Madrid o Albacete) y han llegando a la conclusión de que los equipos más avanzados tecnológicamente pueden ahorrarnos una cantidad importante de energía, aunque a costa de una adquisición más costosa.
Los tres tipos de calefacción más eficientes, según OCU
En cuanto a gasto energético y su coste a final de mes, el estudio deja claro que hay tres claros ganadores: la calefacción con biomasa, las calderas de condensación y la bomba de calor, como podemos comprobar en el siguiente gráfico:
Bombas de calor
La bomba de calor es una de las tecnologías actualmente más efectiva y rápida para calentar la vivienda de forma sencilla. Y de hecho se ha postulado como la opción preferida por la Unión Europea en detrimento de las calderas de combustibles fósiles como el gas y el gasóleo. Podemos distinguir dos tipos:
- Aire acondicionado clásico: son bombas de calor aire-aire donde la energía térmica del exterior se usa para calentar o refrigerar el aire de dentro de la casa. Se pueden usar como apoyo a otros sistemas de calefacción o como sistema principal en zonas cálidas.
- Aerotermia completa: son bombas de calor aire-agua que calientan el agua de un circuito de forma similar a lo que hace un caldera. Estos sistemas aire-agua son adecuados tanto para obra nueva como si se quiere realizar una reforma completa.
Según OCU, las bombas de calor eléctricas son la opción más económica y resultan hasta un 30% más baratas que la solución híbrida hidrógeno/electricidad y casi un 60% más económicas que la caldera de hidrógeno.
Son equipos muy eficientes, ya que por cada 1 kWh hora que consumen de electricidad aportan 4 kWh de calor (es decir, una relación 4:1 en eficiencia). Esto hace que, a pesar del precio elevado de la electricidad ofrezcan costes moderados de unos 241 euros al año en el caso de los split clásicos o de unos 306 euros al año en las bombas de calor por aerotermia (el incremento de precio se debe al coste de subir la potencia eléctrica en la casa)
Entre sus inconvenientes nos encontramos con que requieren unidades exteriores, lo que no siempre es posible, y en los sistemas de aerotermia aire-agua la inversión inicial es muy elevada, con amortizaciones de entre 3 y 11 años respectivamente.
Estufas de biomasa (pellet)
Compitiendo con las bombas de calor tenemos a las estufas de biomasa que aprovechan los residuos orgánicos de las podas o los huesos de aceitunas. Es una opción sostenible recomendable en segundas residencias o casas con suficiente espacio para almacenar sacos de pellets o huesos.
Para calentar toda la vivienda una estufa de este tipo requiere de un sistema de distribución del aire por conductos o si contamos con una caldera, una instalación con radiadores de agua.
Según OCU, sus cálculos dan un coste cercano a los 559 euros anuales utilizando estos sistemas de pellets y biomasa. Sin embargo, presentan inconvenientes, como la necesidad de contar con una salida de humos al exterior y el mantenimiento frecuente.
Caldera de condensación de gas natural
Es una de las tecnologías más habitual en España, ya que según la Organización hasta un 33% de los hogares calientan y se abastecen de agua caliente con ella, aunque hasta un 60% no sería de condensación sino convencionales.
Se trata de aparatos válidos para viviendas situadas en zonas frías, eficientes puesto que tienen hasta un 110% de rendimiento y con un coste anual estimado que ronda los 308 euros al año.
Como inconveniente tenemos la necesidad de contar con un suministro de gas canalizado hasta casa y unos costes de instalación que resultan más elevados que otras opciones. Tiene unos costes de instalación elevados, unos 4.000 euros la instalación al completo incluyendo radiadores.
Además, muchas de esas calderas actualmente en funcionamiento no son de condensación y resultan menos eficientes, por lo que la organización recomienda sustituirlas por otras más modernas o pasarse a las bombas de calor.
Más información | OCU
Imagen portada | Julian Hochgesang
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