El mando a distancia es un complemento que se ha vuelto esencial en nuestro día a día para controlar un gran número de equipos, accesorios y dispositivos en casa, como por ejemplo televisores, centros multimedia, decodificadores de TDT, equipos de sonido, sistemas de climatización, receptores de TV por cable, etc.
Nos sentamos en el sofá, manejamos los aparatos pulsando diferentes teclas del mando y cuando nos cansamos de usarlos pulsamos el botón de apagado y todo parece desconectarse, aunque en realidad esto no es así del todo, ya que existe el denominado "consumo fantasma".
Como vimos más a fondo en este artículo, el gasto de electricidad que realizan los aparatos electrónicos conectados permanentemente a una toma de corriente. O dicho de otro modo, el consumo de los aparatos cuando están en modo de espera o "standby", listos para ser usados en cualquier momento con un mando a distancia o con pulsar un botón.
En teoría, este consumo fantasma debería ser mínimo si estuviese causado solo por los circuitos encargados de estar pendientes de la reactivación del dispositivo mediante la señal de infrarrojos del mando a distancia, con un gasto de electricidad típico que no superaría los 0,15-0,30 vatios cada hora.
Sin embargo, muchas veces tenemos activado en nuestros equipos algún modo de los denominados como de "inicio rápido", "inicio inmediato" o similar que hacen que el consumo eléctrico se dispare multiplicándose fácilmente por un factor de cinco o diez. ¿Por qué, ¿qué hace este modo, merece la pena usarlo?
Qué es el modo de inicio rápido y para qué sirve
Los dispositivos multimedia del hogar son cada vez más complejos y prácticamente se han convertido en equipos informáticos con su propio sistema operativo que tiene que cargar al arrancar el sistema. Y es precisamente este arranque el que se quiere evitar con el modo de inicio rápido, o por lo menos parcialmente.
La idea es mantener algunos recursos del dispositivo listos para empezar a funcionar en cuanto le llegue la orden del mando sin tener que cargar todo el software desde cero, lo que agiliza el arranque del mismo.
Es algo parecido a cuando en vez de apagar el ordenador activamos algún modo de suspensión que nos permite tener el equipo listo para funcionar en un par de segundos en lugar de tener que esperar a que cargue todo el sistema operativo desde el principio.
Ventajas e inconvenientes del inicio rápido
La principal y más inmediata ventaja es la rapidez en el encendido del aparato. Activando este modo de inicio rápido nos dará la sensación de que a los pocos segundos de apretar el botón en el mando el equipo ya está en marcha.
Además, el sistema queda listo para realizar otras tareas en segundo plano mientras está aparentemente apagado, como por ejemplo actualizaciones del software, reajustes en la sintonización de canales, instalación de nuevas aplicaciones, realizar grabaciones de contenidos programadas, etc.
Sin embargo toda esta rapidez tiene un gran inconveniente: el consumo eléctrico se multiplica sin que nos demos cuenta, ya que se deben mantener algunos de los recursos adicionales del sistema funcionando. ¿Supone mucha diferencia?
Pues sí. Hace unos días veíamos el caso de la consola Xbox Series X que pasaba de poco más de 0,30 vatios a un consumo de 11 vatios si conectábamos dicho modo, pero no es un caso aislado, ya que equipos como reproductores multimedia o decodificadores de televisión tienen un comportamiento similar.
Algunos fabricantes y distribuidores mencionan estas diferencias en las especificaciones técnicas de los equipos dando cifras concretas, otros simplemente señalan que si quieres ahorrar energía es mejor desactivar estos modos, como por ejemplo veíamos en el caso del decodificador de Movistar Plus+ en este artículo, y algunos directamente no hacen referencia a ello en absoluto.
Entonces, ¿merece la pena activar estos modos de arranque rápido? Pues depende del tipo de usuario que seamos. Si en casa va a haber varios miembros de la familia que encienden y apagan los aparatos cada poco tiempo puede ser interesante en algunos casos dejarlos con estos modos activados para ahorrarnos tiempo.
Pero en general, si somos el típico usuario que enciende el aparato, lo usa durante unas horas y luego lo apaga hasta el día siguiente, podemos ahorrar unos valiosos vatios apagando por completo aunque nos toque esperar uno o dos minutos hasta que se encienda el equipo.
Imagen portada | Kelly Sikkema