Dormir con la puerta abierta o cerrada si quieres buena salud y seguridad: esto dicen los expertos

No hay una respuesta clara, por lo que conviene conocer qué aporta cada alternativa antes de decidirnos por una

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Puede que no le hayamos prestado atención, pero la mayoría de nosotros si nos paramos a pensarlo tenemos una preferencia en cuanto a si nos gusta dormir con la puerta de la habitación completamente cerrada, entornada o abierta totalmente.

¿Qué es mejor? Pues no hay una respuesta clara, blanca o negra que nos haga decantarnos en uno u otro sentido de forma clara y absoluta, aunque sí ventajas e inconvenientes de cada opción que conviene conocer para tomar la mejor decisión en nuestro caso concreto.

Abrir o cerrar la puerta por la noche: ventajas e inconvenientes

En los últimos años probablemente habremos visto por redes sociales y en diferentes medios afirmaciones sobre que dormir con la puerta cerrada es mucho más seguro de cara a protegernos frente a incendios.

La mayoría de ellos se basan en estudios de la Organización de Ciencias de la Seguridad UL o en las conclusiones de investigaciones del Instituto de Investigación de Seguridad contra Incendios (FSRI) según las cuáles una puerta cerrada cuando se produce un incendio puede reducir drásticamente la temperatura dentro de la habitación, como podemos comprobar en el siguiente vídeo.

Por ejemplo, estos estudios concluyen que mientras que una habitación con la puerta abierta podría alcanzarse los 537ºC, con la puerta cerrada la temperatura se mantendría en torno a 37ºC, teniendo así un precioso tiempo extra para que el habitante reaccione y busque una forma segura de salir.

Otro de los argumentos para mantener la puerta cerrada es el relacionado con los niveles de oxígeno y de CO2 en caso de incendio, que pueden pasar de las 10.000 partes por millón de CO2 con la puerta abierta a solo 1.000 partes por millón con la puerta cerrada, lo que nos da más tiempo a reaccionar.

Estos estudios están en lo cierto, pero quizá algo incompletos, pues no tienen en cuenta todas las posibilidades y asumen ciertos hechos que no tienen por qué darse en la vida real. Por ejemplo, no se considera que cerrar la puerta por completo y dependiendo del tipo de puerta y de cómo sean las paredes puede hacer que nos aislemos del ruido y olores que de otra forma podrían alertarnos de forma más temprana si el incendio no se propaga con gran rapidez.

Tampoco consideran qué sucede si el incendio se produce dentro de la propia habitación, situación donde sería más peligroso dejar la puerta cerrada porque la contaminación del aire respirable se produciría más rápido.

Otra desventaja de dormir siempre con la puerta cerrada la encontramos en la calidad del aire que respiramos en el día a día cuando no hay peligro de incendio. Por ejemplo, desde Saber Vivir explican los resultados de un estudio de la Universidad Técnica de Eindhoven según los cuáles abrir un poco la puerta, o la ventana si el clima lo permite, reduce la concentración de CO2 en la habitación, lo que repercute en un mejor descanso en el día a día.

Por supuesto, una ventaja clara de cerrar la puerta es que vamos a ahorrar calefacción, ya que no se escapará hacia los pasillos y el resto de la vivienda en el caso de que la dejemos puesta en el dormitorio.

Como vemos, cada alternativa presenta sus ventajas e inconvenientes y ya depende de cada uno de nosotros contemplar cuál nos conviene más para nuestro estilo de vida valorando otras variables, como si tenemos detectores de incendios cerca que puedan despertarnos aún estando la puerta cerrada, si la habitación es grande o pequeña para que se acumule mucho CO2 mientras dormimos, etc.

Imagen portada | Curtis Adams 

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