Este es, sin duda, uno de los dilemas al que nos enfrentamos muchos de los aficionados al cine en casa que nos estamos planteando la posibilidad de renovar nuestro proyector doméstico. Por un lado, la tecnología Full HD ha alcanzado su plena madurez, lo que ha provocado que tengamos acceso a una enorme cantidad de contenidos en este formato, y, además, que el mercado nos ofrezca una gran variedad de proyectores con esta resolución con unas prestaciones de primera división y un precio estupendo (incluso por menos de 900 euros hay opciones fantásticas).
El problema es que los contenidos UHD «despegarán» tarde o temprano, bien mediante los servicios en streaming, bien a través del formato físico llamado a reemplazar al Blu-ray Disc tal y como lo conocemos ahora. Y cuando esto suceda los proyectores Full HD no nos permitirán disfrutar el incremento de resolución que representa UHD, algo que en mi opinión puede marcar la diferencia siempre que proyectemos sobre pantallas de 80 pulgadas o más. ¿Qué podemos hacer?
Tres escenarios diferentes
Lo más sensato si pretendemos dar una respuesta afinada a esta pregunta es plantear tres escenarios posibles. El más sencillo de resolver, aunque es el menos frecuente, es el protagonizado por un aficionado con un presupuesto holgado, y que, por tanto, puede permitirse el lujo de gastarse una suma importante en su próximo proyector. En este caso yo lo tendría claro: me haría con un proyector 4K nativo. La marca que tiene el porfolio más interesante actualmente es Sony, que tiene tres modelos que oscilan entre los 6.900 euros del VPL-VW300ES y los 22.100 euros del tope de gama, el VPL-VW1100ES.
Si nuestro presupuesto es mucho más limitado, que es lo habitual, la decisión es más delicada. Los proyectores 4K nativos quedan descartados porque cuestan una auténtica fortuna, de momento, por lo que se abren ante nosotros dos escenarios más: o bien nos hacemos con un proyector Full HD con una buena relación calidad/precio, y dejamos abierta la posibilidad de renovarlo cuando los dispositivos 4K/UHD bajen de precio, o bien nos planteamos una opción alternativa, que para mí es la más interesante porque nos permite dar mayor valor a nuestra inversión.
Esta última estrategia consiste en apostar por un proyector con paneles Full HD, pero que sea capaz de manipular las imágenes para ofrecérnoslas en pseudo-UHD mediante la tecnología de desplazamiento de los píxeles. Esta es la solución que nos proponen marcas como JVC y Epson con su flamante PowerLite Pro Cinema LS10000. Un proyector como los de estas marcas no deja de ser una solución «de compromiso» entre Full HD y 4K/UHD, pero nos ofrecerá un servicio fantástico hoy en día, con los contenidos Full HD, y estará preparado para aceptar señales de entrada UHD cuando estos contenidos se popularicen.
Actualmente el modelo más interesante con esta tecnología es el DLA-X500 de JVC porque cuesta 4.000 euros, y, aunque no es en absoluto barato, está lejos de los 6.000 euros que nos piden por los demás modelos.
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