Comprar un televisor nuevo suele ser una decisión importante debido al coste que implica adquirir un dispositivo que, por lo general, nos acompañará durante varios años. A diferencia de los móviles, que algunas personas pueden cambiar anualmente por capricho, los televisores se eligen con más cuidado, ya que no es común renovarlos con frecuencia. Por ello, cuando un nuevo televisor llega a casa, siempre sigo ciertos pasos casi de forma automática.
Aunque los televisores han avanzado mucho con el tiempo, facilitando enormemente el proceso de configuración, todavía hay aspectos fundamentales que conviene revisar. Por eso, quiero compartir contigo los pasos que siempre sigo cuando estreno una nueva televisión.
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Desde el desembalado hasta el primer click
Hace unos días recibí un nuevo dispositivo en casa: una televisión equipada con Google TV que sustituye al modelo que llevaba utilizando durante varios años, el cual funcionaba con Android TV. Manteniendo las mismas dimensiones que el anterior, debido al espacio limitado con el que cuento, opté por seguir con la marca Sony y buscar un modelo con mejores prestaciones. Así, he pasado de una Sony AF8, que nos acompañó durante el confinamiento, a una Sony A95K. La experiencia de aquellos meses me hizo valorar mucho más la comodidad del hogar, especialmente al disfrutar de sesiones de cine o maratones de series con una buena calidad de imagen.
El televisor llegó perfectamente embalado y dediqué el tiempo necesario para montarlo y configurarlo. Como siempre que recibo un dispositivo nuevo, independientemente de su precio o tamaño, disfruto el proceso de desempaquetarlo y configurarlo sin prisas. Aunque no voy a profundizar en las especificaciones técnicas, ya analizadas por mis compañeros de Xataka, quiero comentar algunos detalles que no suelen mencionarse y que he observado durante el montaje y puesta en marcha.
Lo primero que llama la atención es la gran y pesada base del televisor, que puede colocarse tanto en la parte trasera como en la delantera. Tras ensamblarla, opté por colocarla en la parte trasera para dejar el frontal despejado y dar la sensación de que la pantalla flota.
Sin embargo, aquí surge un problema: aunque Sony incluye paneles traseros para ocultar los cables, estos terminan quedando a la vista por encima de la base. En mi caso, esto afecta a varios cables: los HDMI, el del Fire TV y el de alimentación. Un sistema que permitiera ocultar los cables debajo de la base habría sido una solución sencilla y efectiva, especialmente considerando que otros modelos de la marca ya lo implementan. Este detalle dejó un mal sabor de boca inicial.
Me fijo en las conexiones
Además, me fijo en los cables y en las conexiones a las que voy a conectar los distintos dispositivos. Como quiero conectar una Xbox Series X busco que el puerto al que la voy a conectar sea HDMI 2.1.
En lo referente a la barra de sonido o mejor dicho, al receptor AV, con el fin de que el audio de las aplicaciones del televisor se reproduzca a través de la barra o los altavoces busco siempre el puerto HDMI designado por el fabricante como ARC (Canal de Retorno de Audio) o eARC (Canal de Retorno de Audio Mejorado). De no hacerlo así, no funcionará correctamente.
Igualmente, cuando quiero usar una memoria USB para montar un sistema de almacenamiento casero en el que grabar programas de la TDT, me fijo en la conexión y en este caso que sea USB 3.0 para garantizar una buena velocidad de lectura y escritura.
Superado este inconveniente, continué con el proceso de configuración. El primer paso fue conectar la televisión a la red por WiFi (con el tiempo he pasado a usar el cable), algo que en este caso resultó aún más sencillo: no fue necesario introducir la contraseña, ya que la cuenta de Google que utilicé para iniciar sesión sincronizó automáticamente la clave almacenada en la nube. Esto simplificó notablemente el proceso, ahorrando tiempo y esfuerzo.
Conectar a la red
Conectar la tele a Internet es fundamental, tanto para buscar actualizaciones que el fabricante haya lanzado como para instalar aplicaciones. En este modelo con Google TV, y probablemente en otros similares, este proceso está bastante optimizado. Una vez que he añadido mi cuenta de Google y conectado la red WiFi, el siguiente paso es instalar las aplicaciones que uso con mayor frecuencia.
El televisor sugiere algunas apps basándose en las que ya hemos utilizado en otros dispositivos, aunque el listado es limitado. Por ello, he tenido que buscar e instalar manualmente varias aplicaciones adicionales desde la Play Store. También he notado la presencia de aplicaciones preinstaladas que he decidido eliminar para liberar espacio de almacenamiento.
Aquí surge otro punto crítico para la marca: después de cinco años, este televisor sigue ofreciendo los mismos 8 GB de almacenamiento interno que un modelo de 2018. Este espacio, además de ser compartido con el sistema operativo, resulta insuficiente y obliga a elegir cuidadosamente qué aplicaciones instalar. Además, la toma de Ethernet tampoco ha evolucionado, ya que no es gigabit, limitando la velocidad por cable a un máximo de 100 Mbps.
Para asegurarme de que la conexión funciona correctamente y no hay problemas de rendimiento, siempre mido la velocidad de la red. Suelo hacerlo de dos maneras: utilizando una aplicación como Speed Test Analizador WiFi, que permite medir la velocidad tanto por WiFi como por cable, además de ofrecer información sobre redes disponibles y canales, o, si busco algo más simple, recurro al medidor de velocidad integrado en la app de Netflix. Ambos métodos son prácticos para confirmar el estado de la conexión.
Llegados a este punto, ya he completado los dos primeros pasos: conectar la televisión a la red Wi-Fi y descargar las aplicaciones necesarias. Ahora es momento de sintonizar los canales, ya que, aunque existen opciones para acceder a la TDT sin buscarlos manualmente, prefiero tenerlos organizados, al menos los 7 u 8 que utilizo con más frecuencia.
Organizar los canales
Aunque la sintonización es automática, el verdadero inconveniente suele ser ordenar los canales. Sin embargo, en este caso, el proceso ha sido mucho más ágil gracias a un sistema que permite realizar esta tarea con facilidad. Incluso existe una aplicación que permite establecer el orden de los canales desde el móvil, lo que hace el proceso aún más sencillo. Esta app puede descargarse gratuitamente desde la Play Store y ha resultado ser muy práctica.
Con todos estos pasos completados, solo queda registrarme y acceder a todas las aplicaciones que voy a utilizar, configurándolas según mis necesidades para comenzar a usarlas. Además, de forma más pausada, deberé ajustar el panel y realizar los cambios necesarios en los parámetros para obtener la mejor calidad de imagen posible.
Al mismo tiempo con estos busco cuidar el estado del panel, evitando los temibles quemados que aparecen sobre todo con los logotipos de las cadenas de televisión y los que ofrecen alguna operadoras. Y eso que parece que últimamente se han puesto las pilas mejorando su aspecto.
Una versión anterior de este artículo se publicó en 2024.
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