A la hora de proteger el medio ambiente, contamos con numerosas pequeñas acciones que pueden marcar una diferencia significativa en el futuro de las próximas generaciones. Una de estas acciones es algo que podemos implementar en nuestra rutina diaria y está relacionada con el uso de bolsas de basura.
Sustituir este elemento, habitualmente fabricado con plástico, por alternativas ecológicas es una medida concreta y efectiva para contribuir al cuidado del planeta. Cada pequeño gesto suma en la conservación del medio ambiente, por lo que merece la pena explorar alternativas más sostenibles que están ganando popularidad.
Una alternativa "ecofriendly"
Una opción que está cobrando fuerza pasa por prescindir del uso de bolsas de basura, especialmente las negras o azules que solemos comprar en los supermercados. Este hábito, que impacta negativamente en el medio ambiente, puede reemplazarse con soluciones más responsables. Los cubos de basura sin bolsas se están consolidando como una opción práctica y respetuosa con el entorno. Para aplicar esta idea de forma eficaz, es necesario tomar algunas medidas sencillas.
¿Cómo deshacerse de los residuos sin usar bolsas de plástico? Los cubos de basura que no requieren bolsas están ganando popularidad como una alternativa práctica. Son ideales para quienes buscan una solución ecológica y sostenible. Para implementar esta idea de manera efectiva, es necesario tomar algunas medidas básicas que aseguren su funcionalidad y comodidad.
Forrar el cubo de basura con papel es una de las claves para que esta técnica sea práctica e higiénica, además de requerir un mantenimiento regular. Lo más adecuado es cubrir el interior del cubo con papel, utilizando materiales como periódico, revistas antiguas o incluso catálogos publicitarios que ya no sean útiles. De esta manera, no solo estarás ayudando al medio ambiente, sino también reutilizando materiales que de otro modo serían desechados.
En principio, esta solución es ideal para depositar directamente residuos secos o materiales compostables, como papel o tejidos, que pueden absorber posibles líquidos en el fondo del cubo. Si se desea utilizar este sistema para residuos con mayor contenido de grasa o humedad, lo más recomendable es colocar varias capas de papel en el interior del recipiente para mejorar su capacidad de absorción.
Cuando llegue el momento de vaciar el cubo, es posible formar un paquete con el papel utilizado y depositarlo en el contenedor adecuado (en Vivirsinplástico explican cómo hacerlo). Esta técnica resulta particularmente eficaz para gestionar residuos secos o ligeramente húmedos de manera sencilla y práctica.
Otra alternativa es instalar un sistema de compostaje doméstico. En lugar de recurrir a bolsas, los restos orgánicos pueden ser procesados en compostadores o vermicompostadores (que utilizan lombrices para descomponer los materiales). Aunque esta opción requiere tiempo y espacio, recursos que no siempre están disponibles, su implementación es relativamente simple y ofrece grandes beneficios ambientales.
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El truco del compostaje
Montar un sistema de compostaje en casa es sencillo y los restos de comida servirán como abono para tus plantas o tu jardín. Puedes comprar uno o fabricarlo tu mismo siguiendo estos pasos.
Lo primero es elegir un lugar bien ventilado que no reciba demasiada exposición al sol. En esta zona colocarás el compostador, que puedes comprar ya hecho o fabricar tú mismo con un contenedor al que deberás añadir orificios para permitir la aireación de los residuos.
Cuando lo tengas preparado, coloca una base de material como cartón reciclado, papel o ramas para facilitar el drenaje. Después, añade capas alternadas de residuos orgánicos, como restos de frutas, verduras y cáscaras de huevo, junto con materiales secos, como hojas, papel o serrín. Es importante mantener la mezcla húmeda, pero sin llegar a encharcarla, y removerla semanalmente para garantizar una buena oxigenación. En unos pocos meses obtendrás un abono natural ideal para tus plantas.
Tener muchas bolsas y distintas.
Si no quieres limpiar el cubo ni forrar su interior con frecuencia, puedes optar por otra solución igualmente eficaz. En lugar de usar el mismo tipo de bolsa para todos los residuos, puedes elegir bolsas específicas para cada tipo de basura (no es lo mismo la que usas para papel, plástico, residuos orgánicos o vidrio).
Una solución muy práctica que aplicamos en casa es emplear bolsas de plástico reciclado para tirar envases, bricks y, en general, cualquier residuo que termine en el contenedor de plástico. Para el papel utilizamos bolsas del mismo material, muchas veces ya reciclado, que arrojamos directamente al contenedor azul.
Para el vidrio usamos un pequeño contenedor de plástico y luego para llevarlo a reciclar una bolsa de tela reutilizable, ideal porque soporta el peso, se puede usar repetidamente y facilita el transporte hasta el contenedor verde. Para los restos orgánicos, recurrimos a bolsas compostables o biodegradables que se regalan compran en muchos supermercados.
En el ayuntamiento de mi ciudad, regalaron contenedores marrones destinados a residuos orgánicos, pero además de ser pequeños, el primer obstáculo, debíamos limpiarlos continuamente. Por lo tanto preferimos las bolsas biodegradables.
Es importante hacer algunos matices, especialmente sobre las bolsas biodegradables. Estas suelen estar fabricadas con materiales de origen vegetal, como almidón de maíz, patata o cáscara de mandioca, y deben contar con una certificación que lo acredite (se distinguen fácilmente al tacto).
Hecha esta observación, esta solución es excelente, ya que estas bolsas se descomponen completamente bajo condiciones adecuadas, convirtiéndose en compost sin liberar sustancias tóxicas. Sin embargo, no suelen ser tan resistentes como las de plástico tradicional.
Estas alternativas no solo ayudan a cuidar el medio ambiente, sino que también contribuyen a reducir los gastos del hogar. Al prescindir de la compra recurrente de bolsas, este pequeño gesto representa un ahorro significativo.
Foto de portada | John Cameron en Unsplash
Vía | Vanitatis
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