El coste de la electricidad sigue siendo una de las principales preocupaciones de los hogares españoles, especialmente con el regreso del IVA al 21%, lo que incrementará el precio de la factura justo cuando llega el frío y aumenta el uso de las calefacciones.
En esta factura, por normativa, las comercializadoras están obligadas a incluir un código QR muy particular. Este tiene como objetivo facilitar a los consumidores la búsqueda de la tarifa más económica y adecuada a sus necesidades. Sin embargo, a pesar de su utilidad, a menudo lo colocan de forma poco visible, dificultando su acceso.
Qué es y para qué sirve
En la factura energética suelen aparecer dos códigos QR. Uno de ellos, el más visible, suele estar relacionado con consejos o aspectos generales de la factura. Sin embargo, el que realmente nos interesa es el menos destacado y más difícil de localizar.
Este segundo QR funciona como un acceso directo a la página del comparador de la CNMC. Lo que lo hace especialmente útil es que, al escanearlo, se completa automáticamente información como el código postal y los datos estimados de consumo en los periodos punta, valle y llano, ya que la URL generada incluye estos detalles de forma preconfigurada.
La web del comparador utiliza esta información para calcular el consumo anual según la tarifa PVPC del mercado regulado, que afecta a unos 11 millones de hogares y está vinculada al precio por horas que frecuentemente aparece en los medios. Además, ofrece una estimación de los costes eléctricos para el primer y segundo año.
Dónde está el problema
Aunque todo parece indicar ventajas, el problema radica en que, a pesar de la obligación de incluir este código en un lugar visible y claramente identificado, no siempre se cumple con esta normativa.
En 2021, la CNMC estableció qué información debe figurar en la factura eléctrica. Además de datos como la potencia contratada, el consumo anual, el código de la comercializadora y otros detalles relacionados con el contrato, se exige la inclusión de este código QR que permite acceder al comparador de precios de la CNMC.
Está claro que esta medida no es del agrado de las comercializadoras, ya que facilita al usuario encontrar tarifas más convenientes, permitiéndole acceder a precios más competitivos. Aunque esta disposición perjudica a las empresas, están obligadas a cumplirla. Sin embargo, como suele decirse, hecha la ley, hecha la trampa.
La CNMC ha comprobado que, en la mayoría de los casos, esta información “no se muestra en la mayoría de los casos de manera clara y visible”, por lo que obligó a que aparezca “en sitio visible e identificado claramente”. Pero ni con esas.
El pasado mes de octubre, la CNMC volvió a abordar este tema en un informe, señalando que “sería conveniente regular una localización concreta en la factura y que el tamaño de letra que se debe utilizar para referenciar al comparador indicando que este deberá ser el mismo que el que se utilice para el resto de los conceptos en la factura”.
El problema radica en que, aunque las comercializadoras sí incluyen este código, lo hacen de forma que su acceso no resulta sencillo y puede pasar desapercibido. A menudo, queda en una posición menos visible frente a otro código de mayor tamaño que dirige a la web de la comercializadora.
Como consecuencia, al intentar escanear el código QR, la cámara del móvil detecta ambas imágenes y prioriza aquella que es más grande o más fácil de leer. Esto puede causar confusión, especialmente en usuarios con menos experiencia, quienes podrían tener dificultades para acceder al comparador de precios debido a esta interferencia.
Dicho todo esto, y que el comparador puede ofrecer tarifas más económicas (en mi caso las hay), es conveniente realizar un estudio sosegado. En mi caso y pese a las aparentes ventajas sigo con esta contratada por las ventajas adicionales que me ofrece (relacionadas con el combustible) que me compensa la diferencia de precio en la factura de la luz.
Foto de portada | Kaboompics.com
Vía | BandaAncha
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