Las regletas son dispositivos indispensables en muchos hogares y oficinas, ya que permiten conectar varios aparatos eléctricos en un solo punto de forma cómoda. Sin embargo, cuando una regleta emite ruidos extraños, como algún crujido, o incluso, en un caso más extremo, llega a echar humo, es fundamental prestar atención de inmediato. Estos síntomas son señales claras de que algo no está funcionando correctamente y podría representar un riesgo para tu seguridad y la de los tuyos.
Una de las razones más comunes por las que una regleta hace ruido es la presencia de conexiones internas sueltas o desgastadas. Con el tiempo, el uso continuo puede aflojar las piezas metálicas internas, lo que provoca que los enchufes no hagan buen contacto. Esto genera chispas o arcos eléctricos que producen el característico sonido de crujido. Este tipo de situación no solo puede dañar los dispositivos conectados, sino que también aumenta el riesgo de un incendio.
Otra causa frecuente es la sobrecarga eléctrica. Si se conectan demasiados aparatos a la regleta o si los dispositivos consumen más energía de la que puede soportar, la regleta puede calentarse en exceso. Este calor puede deformar el material plástico y provocar ruidos, además de generar humo en casos extremos. Es importante tener en cuenta la potencia máxima que puede soportar la regleta y asegurarse de no excederla.
En mi caso, cuento con una regleta de 10 tomas Schuko. Reconozco que lleva muchos años operando sin problemas, pero hace unos días comenzó a crujir constantemente y a generar pequeños chispazos, incluso cuando todas las tomas estaban desconectadas excepto un par.
Mi primera reacción fue apagar y desenchufarlo todo de golpe e identificar el problema, echándole también un ojo a la toma de corriente donde estaba enchufada y al fusible. Tras no haber detectado ningún problema, descambié la regleta por otra de las mismas características (10 tomas y hasta 3680 W de potencia) y los problemas desaparecieron.
Los componentes internos defectuosos o de baja calidad también pueden ser responsables. Las regletas de menor calidad suelen estar fabricadas con materiales menos resistentes que se deterioran con rapidez. En estos casos, el ruido puede provenir del desgaste o de la deformación de las piezas internas. Si la regleta es antigua o se ha expuesto a condiciones extremas, como humedad o calor, los componentes podrían estar comprometiendo su funcionamiento.
El polvo y la suciedad acumulados en el interior de la regleta también pueden ser un factor clave. Cuando estos elementos interfieren con las conexiones eléctricas, pueden producir ruidos y aumentar el riesgo de cortocircuitos. En ocasiones, el crujido puede estar acompañado de un olor a quemado, lo que indica que algo está fallando gravemente.
Otro problema habitual es el daño en el cableado. Los cables pueden desgastarse con el uso o sufrir daños si se doblan en exceso o se someten a tensión. Cuando los conductores internos están expuestos o rotos, el paso de la corriente puede generar ruidos y también chispas visibles, representando un claro peligro.
Si la regleta está emitiendo ruidos o echando humo, lo primero que se debe hacer es desconectarla inmediatamente de la corriente para evitar cualquier accidente. A continuación, es importante inspeccionarla visualmente en busca de signos de quemaduras, deformaciones o cables expuestos. Si se detecta algún problema evidente, lo más seguro es desechar la regleta y reemplazarla por una nueva. En caso de no encontrar un daño claro, pero el ruido persiste, es recomendable consultar con un técnico especializado.
Por lo tanto, si tu regleta presenta estos u otros síntomas, lo mejor que puedes hacer es desenchufarlo todo para minimizar riesgos de incendio y reemplazarla. En mi caso había mucho polvo acumulado y conexiones sueltas que acababan generando pequeños arcos eléctricos.
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