A la hora de rebajar el consumo eléctrico en casa una de las opciones que hemos ido poniendo en práctica en los últimos años ha sido la sustitución de las antiguas bombillas incandescentes primero y luego las de bajo consumo por equipos de iluminación LED.
Con más posibilidades de uso y un menor gasto eléctrico se han convertido ya en imprescindibles en nuestros hogares, aunque comprar nuestro modelo ideal puede que todavía nos genere dudas ya que hay multitud de parámetros en los que fijarnos.
Es común que tengamos que conocer aspectos como el tipo de casquillo, el ángulo del haz de luz, el color, o incluso si queremos o no un modelo inteligente, que tenga mando a distancia, que cambie de tonalidad, se pueda integrar en el hogar conectado, etc.
Pero si lo que estamos buscando es una bombilla sencilla simplemente que nos dé luz y que gaste lo menos posible, a continuación vamos a abordar las principales características en las que conviene fijarse para tener el máximo rendimiento.
Potencia y eficiencia de las bombillas LED
El principal parámetro de una bombilla LED que influye directamente en su consumo eléctrico y por tanto en nuestra factura es la potencia eléctrica, un dato que viene bien visible en la caja pero que no nos cuenta toda la información necesaria sobre el rendimiento de la bombilla, ya que para ello deberemos conocer también la eficiencia.
Para saber si una bombilla nos permitirá o no ahorrar luz no podemos hablar solo de potencia eléctrica, sino que tenemos que considerar también qué cantidad de luz emite dicha bombilla. Este es un valor que se mide en lúmenes (lm), tiene que venir también en la información del fabricante y va a estar directamente relacionado con su potencia eléctrica consumida medida en vatios (W) a través del término eficiencia lúmen/vatio
Este valor por regla general suele estar como mínimo alrededor de los 80 lm/w, aunque hay muy diferentes niveles de eficiencia que dependen de cada modelo concreto, por lo que conviene fijarse en alguna tabla de valores equivalentes dada por el fabricante para conocer cómo se comporta nuestra bombilla en relación a otras tecnologías como la incandescente o la de bajo consumo.
Como podemos observar en la tabla, sustituir una bombilla tradicional por LED nos permite obtener la misma cantidad de luz utilizando muchos menos vatios de potencia eléctrica, lo que redundará en una notable reducción del consumo energético del hogar a final de mes.
También hay modelos especializados en lograr altas eficiencias, como estos que presentó Philips hace unos meses, con una eficiencia luminosa de 210 lm/W, lo que supone más del doble con respecto a los modelos LED tradicionales de la propia marca que rondaban unos 110 lm/W y casi tres veces más eficiencia que las clásicas de 80 lm/W.
Así, a la hora de comprar nuestra nueva bombilla LED para ahorrar no solo hay que comprobar que el valor de vatios consumido sea bajo, sino que con ese valor sea capaz de proporcionar una cantidad suficiente de luz para la tarea que le encomendemos. Por ejemplo, si solo queremos un poco de luz ambiental con menos de 400 lúmenes nos será más que suficiente.
Pero si queremos luz para leer, hacer cosas que requieran buena iluminación, etc. entonces necesitaremos subir en cantidad de lúmenes típicamente por encima de 600, y por tanto la típica bombilla de 5 vatios si es poco eficiente puede quedarse corta.
Tiempo de vida útil de la bombilla
Otro de los factores importantes que conviene conocer antes de comprar es el relacionado con la vida útil de la bombilla LED, dato que en general irá de la mano del precio que tendrá cada modelo en concreto. Los fabricantes suelen expresar este valor de diferentes formas. Por ejemplo, indicando el número de horas de vida, valor que indica la cantidad de horas que la bombilla LED teóricamente funcionará de manera correcta.
También nos pueden dar el número de ciclos de encendido, valor que se refiere al número veces que podemos encender o apagar la bombilla sin que se estropee. O bien el tiempo de encendido, valor que hace referencia al periodo que transcurre hasta que la bombilla alcanza el 60% de su luminosidad.
Sin embargo, este dato de tiempo de vida estimada es en algunos casos uno de los más engañosos, ya que los valores que muchas veces se publicitan por encima de las 20.000-30.000 horas nunca se cumplen porque algo falla en la bombilla mucho antes de alcanzarlos. Por ello, en ocasiones hay ofertas aparentemente muy atractivas en precio pero que en realidad ocultan bombillas menos duraderas y que a la larga nos ocasionarán más gasto por tener que sustituirlas con mayor frecuencia.
Aquí no hay una clave que nos asegure la duración de la nueva bombilla, pero por lo menos podemos tratar de recurrir a marcas conocidas y huir de los supuestos chollos que prometen largas duraciones por precios muy bajos. Para lograr esos precios tan reducidos probablemente estén fabricadas con materiales y componentes de peor calidad que fallarán en cuanto haya una mínima subida de tensión en casa.
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