Los seis mejores trucos y consejos que he probado para reducir el gasto en calefacción de casa

Los seis mejores trucos y consejos que he probado para reducir el gasto en calefacción de casa

Tomando unas mínimas precauciones podemos rebajar la factura energética en los meses de otoño e invierno

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A la hora de mantener nuestras casas bien calentitas durante los meses de otoño e invierno, muchas son las opciones en sistemas de calefacción que podemos elegir en el mercado, unas más eficientes que otras, pero todas ellas supondrán un gasto añadido en energía (electricidad, gas, leña, gasoil, etc.) que aumentará nuestras facturas.

Dependiendo de la región donde vivamos y de si el frío es muy intenso este gasto a final de mes puede llegar a ser muy importante, de ahí que cualquier medida que podamos tomar en casa para reducir este consumo energético en calefacción sea siempre bienvenida. ¿Qué trucos y consejos podemos aplicar?

Índice de Contenidos (6)

Poner la temperatura óptima en el termostato

El primer consejo es el más básico y conocido de todos, pero también el más importante para mantener los gastos de calefacción a raya, y consiste en seleccionar en nuestros equipos una temperatura óptima que permita tener una buena sensación de confort, pero de forma eficiente.

Según un estudio del IDAE (Instituto para la Diversificación del Ahorro y la Energía) y teniendo  en cuenta criterios normalizados de ergonomía del ambiente térmico, la temperatura de confort en un ambiente cerrado como es una vivienda y de  actividad "pasiva", es decir, cuando no estamos realizando ninguna  actividad física, se sitúa en invierno entre los 21°C y los 23°C para el horario diurno y entre 15°C y 17°C en horario nocturno.

Aprovechar el sol y hacer vida en las habitaciones más cálidas

calefaccion Imagen: Rob Wingate

Aprovechar la energía calorífica gratuita del sol que pueda entrar por las ventanas y zonas acristaladas de la vivienda es también fundamental. Para ello solo tendremos que saber en qué zonas de la casa suele dar más el sol y a qué horas, y estar pendientes cada día de subir las persianas y abrir las cortinas en esas zonas para aprovechar cada aporte energético que entra gratis a través de los cristales.

Si es necesario hay que asegurarse de que no haya muebles que bloqueen las fuentes de luz y además conviene cerrar las puertas de las habitaciones poco soleadas y las que no se utilizan para mantener el calor donde más lo necesitamos

Clasificar y comprender bien los tipos de habitaciones que tenemos en casa en función de sus capacidades térmicas es imprescindible. El motivo es que no todas las estancias de la casa van a necesitar el mismo aporte energético ni van a ofrecer las mismas temperaturas.

Por ejemplo, en una vivienda típica suele ser habitual contar con un pequeño cuarto de estar, dormitorios de distintos tamaños y un salón más grande, cada uno de ellos con diferentes niveles de exposición al frío, orientación a la luz solar y por tanto temperaturas que pueden llegar a diferir entre 1 y 5 grados.

Lo ideal es conocer estas diferencias y hacer una especie de mapa térmico generalista de la casa para, con esta información tomar decisiones en lo que respecta a dónde conviene pasar más tiempo en cada horario del día. Por ejemplo, puede que por la mañana tengamos una habitación donde está todo el rato dando  el sol y se mantiene mucho más caliente que el resto. En ella es donde  nos interesará estar esas horas para ahorrar calefacción.

Otro factor importante es el tamaño de las estancias. Cuanto más pequeña sea la habitación en la que te encuentres, más rápido calentarás el aire a tu alrededor y más cálido te sentirás. Conviene cerrar todas las puertas de la casa y "mudarnos" a la habitación más pequeña que resultará más acogedora.

Mejorar el aislamiento de puertas y ventanas

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Es una recomendación básica que conviene hacer antes que entre el frío del todo y que funciona con independencia del sistema de calefacción que utilicemos en casa. La mayoría de las  pérdidas de calor de las viviendas se producen por las ventanas y puertas que dan al exterior.

De ahí que, si no tenemos una carpintería con gran capacidad de aislamiento instalada se produzcan tanto fugas de calor hacia el exterior como entrada de aire frío de la calle o el rellano del edificio.

El uso de burletes en los espacios que quedan entre las hojas de las ventanas y puertas puede ayudarnos a aislar la vivienda manteniendo la temperatura interior, evitando las corrientes de aire y también nos permitirá mantener la casa más limpia dejando fuera polvo, suciedad e insectos.

Utilizar cortinas, alfombras y muebles

Las cortinas son unos estupendos aliados para mantener a raya las corrientes de aire producidas en ventanas con mal aislamiento térmico. Si no contamos con sistemas de doble o triple acristalamiento, una buena y tupida cortina nos permitirá, además de regular la entrada de luz en la estancia, aislar la superficie del cristal creando una especie de cámara de aire textil.

De forma similar actúan las alfombras y especialmente las más gruesas y fabricadas con tejidos como la lana. Si contamos con una buena alfombra que cubra una gran superficie de la habitación estaremos aislando el frío suelo (salvo que sea de tipo radiante, claro) y evitando pérdidas de calor por las baldosas.

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La colocación de los muebles también puede ayudar a mejorar la eficiencia energética o a entorpecerla. Por ejemplo, conviene evitar instalarlos cerca de las  fuentes de calor para que impidan la recirculación del aire.

Subir y bajar la calefacción en función del precio de la luz

Otro aspecto muy importante a tener en cuenta sobre todo si utilizamos un sistema de calefacción eléctrico, ya sean por ejemplo radiadores o bombas de calor, es ajustar el mayor consumo de los equipos a las horas cuándo la electricidad es más barata.

Puede parecer obvio, pero muchas veces por comodidad encendemos la  calefacción, aunque sea a una temperatura óptima para gastar menos, pero la mantenemos de forma constante todo el día o incluso por la noche.

Con la llegada de los tramos horarios en la factura de la luz, podemos no obstante jugar con el gasto eléctrico subiendo la temperatura un par de grados y encendiendo los equipos en las horas más baratas, así como apagando alguno y bajando la temperatura en los tramos más caros.

Estas variaciones podemos hacerlas de forma manual o, si no queremos estar pendientes aprovechar los temporizadores y programadores que incluyen muchos equipos de calefacción.

Además, lo más eficiente actualmente son los modelos de termostato con funcionamiento programable "inteligente" o conectado, que te permitirán controlar el consumo y gestionar la caldera a distancia para por ejemplo apagarla o encenderla en función de lo soleado que esté el día.

Aislar zonas que no usamos

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Si en nuestra casa hay habitaciones o zonas que no usamos habitualmente, como por ejemplo una para invitados, un trastero, un despacho, un segundo cuarto de baño al que no entramos, etc., lo ideal es mantenerlas cerradas y aisladas del resto de la vivienda.

El motivo es que así no desperdiciaremos energía en calentar el volumen de aire que en ellas se contiene y con nuestras actividades cotidianas como ver la tele, cocinar, etc. podremos mantener una temperatura mínima en el resto de la vivienda suponiendo que esté bien asilada del exterior.

Este es un segundo punto muy importante a tener en cuenta, ya que aislar el interior de la vivienda lo mejor que podamos es esencial. Toda casa va a tender a perder calor en mayor o menor medida, aunque hay algunas acciones básicas que podemos realizar para mejorar la retención de aire caliente dentro de ella.

Un ejemplo es cerrar las persianas y contraventanas por las noches, en el caso de que las tengamos. Las persianas por muy básicas que sean nos ofrecen una capa de aislamiento extra, incluso aunque nuestros cristales sean sencillos.

Imagen portada | PxHere

En Xataka Smart Home | La temperatura mínima en casa para tener buena salud y la ideal para no derrochar calefacción durante el invierno

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