Cada vez es más común que en nuestros hogares tengamos una mayor cantidad de aparatos conectados. El auge del hogar inteligente no ha hecho más que intensificar esta tendencia. Si queremos controlar a distancia las luces, los electrodomésticos, la climatización y otros elementos, no queda más opción que mantener estos dispositivos constantemente enchufados y en modo standby.
Aunque pueda parecer algo insignificante, el consumo energético de todos estos dispositivos conectados se acumula a lo largo del año y termina reflejándose en la factura de la luz. Entre todos ellos, hay uno que probablemente no has considerado, pero que destaca por ser el que más energía consume.
La importancia del standby
El “consumo fantasma” se refiere a la energía que los dispositivos electrónicos utilizan incluso cuando están apagados pero permanecen conectados a la corriente. Aunque no están en uso activo, siguen consumiendo electricidad para mantener ciertas funciones, como el modo de espera. Esto se debe, en parte, a los transformadores integrados en la mayoría de los dispositivos, que convierten los 230V de la red eléctrica al voltaje necesario para el aparato. Este proceso involucra dos bobinas, la primaria y la secundaria, donde la primaria permanece constantemente conectada a la red, generando un consumo continuo por la resistencia de la bobina.
Además, otros sistemas también contribuyen a este gasto energético. Ejemplos de esto son las luces LED que indican los diferentes estados del dispositivo, la recepción de actualizaciones automáticas o la capacidad de encenderse rápidamente, como sucede con las videoconsolas cuando se encuentran en modo de espera.
No es algo que estamos inventando. Según el IDAE (Instituto para la Diversificación y Ahorro de Energía) sobre los Consumos del Sector Residencial en España, el consumo en los hogares españoles se debe sobre todo al uso de grandes electrodomésticos, que suponen el 61,8% del total y el resto a otros pequeños dispositivos de uso diario. Pero junto a estos no hay que olvidarel consumo fantasma o de equipos en modo de espera, que puede llegar a suponer entre un 7 y un 11% del total.
En realidad, la cantidad de aparatos que mantenemos conectados y en modo de espera es tan significativa que, si se suma el consumo en reposo de todos ellos, al cabo del año podría llegar a ocupar el cuarto lugar entre los dispositivos que más energía consumen en el hogar.
Uno destaca sobre el resto. Sin embargo, hay un dispositivo en particular al que quizás no le hayas prestado atención, y que se lleva el primer puesto en cuanto a gasto económico por estar en modo de espera. Según un análisis compartido por Endesa y basado en un estudio de la OCU, el equipo que más energía consume en este estado es el router.
Si lo analizamos objetivamente, el router es un elemento esencial en cualquier hogar conectado. Permanece encendido y conectado las 24 horas, garantizando que el resto de dispositivos del hogar inteligente puedan gestionarse de forma remota. Además, actúa como el punto de acceso principal a Internet para ordenadores, smartphones, televisores inteligentes y otros equipos tecnológicos.
Mantener el router encendido y en modo de espera de forma constante puede suponer un coste anual de 11,91 euros. Según este análisis, le siguen en consumo la impresora y el despertador digital.
El problema del consumo en reposo radica en que, aunque cada aparato consume una cantidad mínima de energía, son dispositivos de uso frecuente, lo que hace poco práctico estar conectándolos y desconectándolos constantemente. Así, sin darnos cuenta, están absorbiendo energía y dinero de manera continua.
Cada consumo suma
Es importante aclarar que un router es un dispositivo con un consumo relativamente bajo, especialmente si lo comparamos con otros aparatos electrónicos del hogar. Aunque el consumo puede variar dependiendo del modelo, tipo y características, en promedio se sitúa entre 10 y 20 vatios por hora: dicho de otra forma, representa un gasto energético moderado, que equivale apenas a unos pocos euros a la semana según nuestras estimaciones.
Sin embargo, cada pequeño consumo se acumula, y al final del día, mantener estos dispositivos encendidos de manera continua puede resultar innecesario si no están en uso. La suma de varios de ellos a lo largo del tiempo puede resultar en un gasto energético considerable. Para minimizar este consumo, puedes implementar medidas como desconectar los aparatos cuando no los necesites, usar regletas con interruptores para apagarlos fácilmente o adquirir dispositivos que cumplan con normativas de eficiencia energética.
Foto de portada | Bruno en Pixabay
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